A medida que pasan los años con sus etapas, soy más consciente de que el significado de la vida, su sentido, tiene que ver en si se ha sido o no, en si se es o no una buena persona. Y si concibes a la discreción, al silencio acogedor, a la sonrisa noble y serena, al trabajo sin queja, en una actitud y entrega, entonces, al ser la mesura puerta franca para otras virtudes, para todas, además de una persona buena, te hace humilde, honesta, generosa, tranquila y tierna. Así es mi tío Delfín Sánchez: una buena persona. Gracias. ¡Felicidades, tito!
Aquí estoy...
Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.

 
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