Esta noche cambio de hora o hay que cambiar de horario. A horario de invierno. A las 3 serán las 2 o a las 2 serán las 1 o a las 1 serán... Pues eso, hay que retroceder, para los nostálgicos en su acaso humor 'vintage' o más bien 'retro', las manecillas del reloj, así con un pellizco, con un frote de los dedos pulgar e índice en la ruedecilla estriada, reculando la aguja más pequeña a la posición, marca o cifra previa, una hora; por el contrario, la "insomne" y abultada mayoría no tendrá que hacer nada, ya se encarga la tecnología o presiones crematísticas de hacerlo y tal como extienden, al igual que una marea negra en la mar, su manejo a todos los aspectos o contextos de una existencia cómoda y apática, la que no se cuestiona nada.
Una hora de sueño menos, o más bien de dormir o de descansar menos y para aquellos que consigan, de un tirón o a ratos, dormir o descansar o por poco cerrar los ojos, la mente quieta, pues ojalá también soñáramos..., ilusión de que nos lleven los sueños. Sueños. Y con los sueños, tibios anhelos, luminosa imaginación, solidaria creatividad, osada expresividad sin cuerdas, ausente, caprichosa, maravillosa, viéndonos exigidos a retroceder en el tiempo, un pasito atras en nuestro camino, en nuestra realidad, sean minutos, sesenta, y con ello poder disfrutar de nuevo del sueño, inventiva o magia que acaso acabábamos de dejar como un oasis difuso en el desierto blanco de sábanas y almohadas. Asimismo sueño sería, utopía o deseo, en esta coyuntura impuesta de retroceder en el tiempo, sean segundos, tres mil seiscientos, permitiera que determinados hechos o sucesos, trágicos y deshonestos, ruines y malvados, no hubieran sucedido o a no darles la oportunidad de que sucedan. O incluso para quienes siendo imbéciles, de tal manera pudieran redimirse, recuperarse o repararse, librarse de tal condena y observar con paz el amanecer en el horizonte o con empatía al prójimo y diferente. Quiera Dios o Dios lo quiera. También las quimeras se hacen realidad, ¿no? Sueños.
Sin embargo, hoy está de moda ser un imbécil, o más bien un imbécil canalla; que siéndolo, más por canalla, no hace falta que venga nadie, ni banda o partido para hacerlo acaso más imbécil y canalla. Y una hora menos es una hora más para solazarse en su canallismo y miseria, en su roto e ignorancia. En sus ínfulas. Olviden el supuesto anterior, el final del anterior párrafo, al milagro.
Solo para los soñadores, esta madrugada hay que atrasar el reloj, o esta otra máquina del tiempo, una hora, a las 3 serán las 2. En punto. Y punto.

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario