“En muchos casos de investigación es
precisamente eso, lo indefinible, lo que al final nos lleva a atrapar al
asesino. Y no tiene nada de raro. El subconsciente desempeña un papel más
importante de lo que muchos creen”
Pensé bastante si leer o
no este último libro de Camilla Läckberg, “El domador de leones” (Maeva 2015),
decepcionado por las entregas anteriores de la serie “Los crímenes de
Fjällbacka”. Pensé mucho en si podía llenar con este libro unos momentos de
lectura que pretendí fueran ligeros, no importunos, tras una reciente novela de
Víctor del Árbol atenta, bella y cuidadosa. Y tras ésta precisaba de una
lectura fácil, de relajarme o dejarme llevar por una historia policiaca
sencilla, interesante y entretenida. A Camilla Läckberg solo le exijo
entretenimiento, no espero de su prosa grandes alardes o artificios narrativos,
no. Solo una lectura despreocupada, con intriga, que se deje llevar y me lleve por
un argumento atractivo, como esos guiones de series policiacas o de películas
de sobremesa solazado en el sofá. Y ahora tengo que reconocer que la escritora
sueca, superando el desencanto de sus novelas anteriores, ha conseguido reconducir
la situación en caída con una obra que cumple con creces las exigencias puestas
en ella.
“Estamos en pleno mes de
enero y en Fjällbacka hace un frío polar. Una joven medio desnuda deambula por
el bosque nevado y llega a la carretera. Un coche aparece de la nada y no tiene
tiempo de esquivarla. Cuando el comisario Patrik Hedström y su equipo reciben
la alarma sobre el accidente, la chica ya ha sido identificada. Desapareció
cuatro meses atrás y desde entonces no se ha sabido nada de ella. Su cuerpo
tiene marcas de atrocidades inimaginables, y es posible que no sea la única, ni
la última víctima de su agresor. Al mismo tiempo, Erica Falck investiga una
vieja tragedia familiar que acabó con la muerte de un hombre. Erica sospecha
que su esposa oculta algo terrible y teme que el pasado proyecte su alargada
sombra sobre el presente”
“El domador de leones”, novena
entrega de la serie protagonizada por Erica Falck y Patrik Hedström en la
pequeña localidad sueca de Fjällbacka, y de la que uno no deja de sorprenderse por
los numerosos y enfáticos crímenes perpetrados en esta. Sea como fuere, sarcasmos
aparte y sin obviar al porqué de este título referido a un personaje muy
secundario de la historia como para merecer esta importancia, valdría para este
ejemplar cualquier reseña o mención anterior a otras entregas de la saga. Sin
embargo, reitero, esta se libra del hastío y la decepción. Seguimos hilando en
la vida personal de sus protagonistas, por supuesto, los mismos una vez más, y a
la par de la investigación policial pertinente: la pareja formada por la
escritora y detective aficionada Erica y el policía Patrik, sus tres hijos
pequeños, Anna, la hermana de Erica, y su pareja, Dan, los compañeros policías
de Patrik con sus propias circunstancias personales…. Actores, los que en otras
ocasiones ocuparon un interés mayor del que valían, con lo que retardaban y
hacían poco atrayente la narración policiaca en sí, ahora, salvo en cómo Anna y
Dan reconducen su relación o el consabido “infierno” familiar de los tres hijos
de la pareja protagonista, o el novio de la madre de Patrick, Läckberg los confina
al lugar secundario y adecuado que les corresponde.
Por otro lado, en
relación a la investigación criminal o al misterio policial capital del
argumento, Läckberg sigue jugando con los manidos tópicos para incentivar la
curiosidad por la intriga, surtiendo su efecto, y aunque sea ocultando
información de las pesquisas de sus personajes. Sigue el mismo esquema de
alternar pasado y presente a través de flashbacks hasta que todas las historias
paralelas del relato convergen en un final que también sorprende. Del mismo
modo, en esta novela la parte en cursiva referida al pasado se hace más breve y
sencilla, sin competir con el entramado principal de los crímenes. De todas
maneras, necesario reconocer en la autora la capacidad de hilvanar con maestría
la trama cardinal con sus sub-tramas, mejorando sustancialmente la redacción y
descripción, el papel de todos sus protagonistas para crear un interés
creciente, una sospecha general en todos los personajes susceptibles de serlos,
y con una resolución aceptable del caso.
Una novela que se
diferencia para bien de las anteriores de la serie, y ya no solo en el aspecto
narrativo, sino en la originalidad de la historia, un auténtico thriller, con
su buena dosis de oscuridad y maldad desde una dimensión inusual, rayando la
truculencia, y que supera antiguos crímenes llamémosles domésticos, con lo que
se agradece la capacidad de Camilla Läckberg por inventarse o intentarlo, y al
fin y al cabo dar un giro en una trayectoria claramente en declive. A mí me ha
gustado esta novela y, con seguridad, leeré la siguiente de la serie, pues de
hecho en esta queda abierto su final.
“-Ni idea –dijo Martin- ¿Sabes? Yo creía que
tenía cierta facultad para conocer a las personas, pero esto me está
demostrando que no tengo ni idea”
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