“Todos
tenemos adentro un par de cables pelados –siguió el forense- y cuando se tocan,
no hay dureza ni profesionalidad que aguante.”
Cristian Perfumo gana
el cuarto concurso literario de autores independientes en español Amazon 2017,
con el thriller “El coleccionista de flechas” (Autopublicado (Amazon y
Ebrolis), 2017). Mi impresión de la novela es favorable, sin salir de lo que
supone un sencillo producto de entretenimiento, de lectura ligera, sin mayores
pretensiones ni retóricas que la de contar una historia policíaca interesante. Solo.
Sentí curiosidad por la obra ganadora de este premio literario tras leer, con
satisfacción, a una de sus finalistas, “Los crímenes del lago” de Gemma Herrero
Virto (http://fjcalv.blogspot.com.es/2018/01/libros-que-voy-leyendo-los-crimenes-del.html?m=1).
Y como quiera que también esta vez haya existido, a mi juicio, excepción en
cuanto a que la obra ganadora siempre será mejor a una de las finalistas, en
este caso la novela de Herrero Virto, sin duda, es superior a la que nos ocupa,
con diferencia. Sin embargo, no por ello
voy a desfavorecer este relato de Perfumo, cuarto de su saga sobre los
misterios de la Patagonia argentina, bien estructurado, correcto, de lectura rápida
y especialmente entretenido. Al fin y al cabo, suficiente.
Sinopsis:
“La calma de un pueblo
patagónico se rompe cuando uno de sus vecinos aparece muerto y torturado en su
sofá.
Para Laura Badía,
experta en criminología, este es el caso de su vida. Además de la brutalidad
del homicidio, de la casa de la víctima faltan trece puntas de flecha talladas
hace miles de años por el pueblo tehuelche. La colección, de la que todos
hablan pero casi nadie ha visto, contiene la respuesta a uno de los misterios
arqueológicos más importantes de nuestra época. Su valor científico es
incalculable. Su precio en el mercado negro, también.
Ayudada por un
arqueólogo, Laura se verá arrastrada en una peligrosa búsqueda que la llevará
del famoso glaciar Perito Moreno a los rincones más remotos y menos visitados
de la Patagonia.”
Una novela de 240
páginas estructurada en cortos capítulos que unos a otros se enlazan con aliciente
y curiosidad; a través de un estilo sencillo, encantador por los léxicos
localistas argentinos, entendible, muy aplicada en las características
esenciales de todo thriller: misterio, intriga, desarrollo in crescendo, en el
manejo atrayente de las pistas y sospechosos, de giros precisos, y final
sorprendente. Del mismo modo, arrastra superficialmente los tópicos del género:
introvertidos y complejos protagonistas, tocados por un aura atormentada,
austeridad en los diálogos y descripciones, narrativa directa, plana … Pero
todo desde una linealidad, marcada exclusivamente por el desarrollo de la
investigación, muy circunscrita por tanto a la visión de esa primera persona
narrativa, reducida, exclusiva, y la que cojea justo ahí, en la ausencia de hondura
psicológica de sus protagonistas principales, o en el caso concreto de la “licenciada”
Laura Badía, policía experta criminalista que narra la historia, y de la que gustaría
conocer más de su intimidad, de sus miedos y confianzas, y luego de unos
efectos argumentales más inesperados y diferentes o al menos peculiares.
“Lo
importante no es si la leyenda es real o no –apuntó Menéndez Azcuénaga-. Lo
importante es que las creencias condicionan nuestra manera de actuar, y
nuestras acciones sí que son reales”
Dentro de esta
uniformidad expresiva, inflexible en los cánones simples del género, esta
novela no es una más de tantas, de muchísimas, gracias a su ambientación,
aunque tampoco esta esté lo suficientemente recreada y desplegada como sería
gusto del lector. Cristian Perfumo incide en hilvanar sus historias en la Patagonia
argentina, tan lejana de los ambientes característicos gauchos, en ese su
pueblo natal, Puerto Deseado; sumergiéndonos, además, en unas apostillas
agradecidas, por lugares geológicos inéditos y extraordinarios, como el Glaciar
Perito Moreno, “el vestisquero”, y del que, una vez vistas las fotos, encantaría
a cualquiera admirar y disfrutar in situ. Con pinceladas entretejidas al
misterio de la trama sobre las leyendas y usos y tradiciones de los ancestrales
nativos de la zona, los tehuelches, originarios del Amazonas; o de los
coleccionistas, acerca de un hobby muy actual de buscar puntas de flechas
líticas, incluidas las que forman la valiosa colección sobre la que gira el
crimen e investigación del relato.
En definitiva, una
novela policíaca ligera pero entretenida.
“Lo
único seguro para el coleccionista de flechas es que lo que se encuentra nunca
está donde uno se imagina.”
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