“
– Pero ¡no huyas de los fantasmas!
–
Son fantasmas bastante sólidos –dijo él oblicuamente.
–
Es
huyendo como los estás haciendo tangibles.”
“No quisiera estar en
sus zapatos” y “Fue anoche”, (El País, Serie Negra, 2004), son los dos relatos de
esta breve novela escrita por Cornell George Hopley-Woolrich, más conocido por
sus seudónimos William Irish o George Hopley, y quien ha sido considerado el
precursor del suspense en el género negro; por la atmósfera sobrecogedora, opresiva,
desasosegante de sus narraciones con las que atrapa el interés y emoción del
lector. Probablemente, aunque su obra esté entre los clásicos memorables de la
novela negra, su nombre no les diga nada; sin embargo, por mero reconocimiento,
escribió “La ventana indiscreta”, llevada al cine en una visión magistral de
Alfred Hitchcok e interpretada por James Stewart y Grace Kelly; autor que con
seguridad influyó, como podría ser el caso de Tarantino, en tantos y otros y
buenos directores del thriller o intriga; y así como en el universo de la
narrativa policíaca, con el ejemplo notable de Dashiell Hammett.
Dos historias sencillas
a las que el autor exprime con una trama perfectamente hilada, dotándolas de
una carga extraordinaria de emoción, tensión, intensidad, inquietud, muy
lograda y soberbia. En la primera, “No quisiera estar en
sus zapatos”, (según la expresión inglesa, “I wouldn´t be in your shoes”, de
ponerse en el lugar de alguien) una obra maestra, presenta a un matrimonio en
el que el esposo, sin poder dormir por la situación económica y el ruido de los
gatos, desesperado, tira sus dos zapatos para ahuyentar a los animales. Cuando
baja al exterior a buscarlos,
los zapatos no están, inexplicablemente aparecen
al día siguiente en el umbral de su puerta. Nada preocupante hasta que aparece
un anciano asesinado, alguien de quien se pensaba vivía en la indigencia y por contrario
con muchísimo dinero en efectivo, en el lugar del crimen se encuentran las
huellas de los zapatos...
“Tal
vez el carácter, como las prendas de vestir que se dejan mucho tiempo colgadas
sin usar, se deforma”
En “Fue anoche”, otro
matrimonio con deudas económicas fracasa en su intento de convencer a un
empresario para que les conceda un préstamo. Éste desaparece misteriosamente,
con su dinero, y todo parece indicar que el esposo se encuentra tras los
pormenores de la desaparición… Perdonen que, dentro de la brevedad de los
relatos, sea igual de sucinto en la reseña; comprenderán pues, más en este
género, la insinuación, solo la incitación a una lectura que será interesante y
palpitante.
“ Por un momento, sólo por un momento,
Jacqueline se olvidó de todo lo demás para no pensar sino en esto: ¡Gil iba a
confesar!... Y precisamente porque a Gil no le había resultado tan fácil llegar
a esa determinación, porque había tardado tanto tiempo en decidirse, era por lo
que ella le apreciaba más. La imperfección cautiva más que la perfección.
-
¡Ah,
muchacho! –murmuró Jacqueline con los ojos húmedos, llevándose el papel a los
labios.
Lo bajó de nuevo, helada, mientras
lentamente lo arrugaba con la inconsciente presión de su mano. Luego corrió
hasta la ventana, atraída por el ruido, pero llegó demasiado tarde, sólo un
segundo”
Relatos kafkianos con
un trazo, para mí, inconfundiblemente borgiano, en los que Hopley, Woolrich o bien
Irish despliega un contexto de “miedos atávicos”, en los que “nada es superfluo
ni gratuito”; irrespirables, sofocantes, a los que devoras de manera casi
literal para dejar una sensación insaciable, la de disfrutar aún más de tan
buenos momentos de lectura. Recomendable.
“Un
mecanismo defensivo. El fracaso tratando de impedir la conciencia de sí mismo”
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