Primero:
"La gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer, busca excusas"
William Somerset Maugham.
Luego:
Sorprendentemente ahí que
me aparece Spencer Johnson, en una de las esquinas de un blog errático, para
asentar: “Si tú abandonas y, en contra de
tu propio interés, haces lo que quiere la otra persona, tarde o temprano nacerá
dentro de ti el resentimiento. Y entonces, sólo es cuestión de tiempo el que
tú, consciente o inconscientemente, encuentres la manera de vengarte de la otra
persona.” A la sazón, me pregunto, te pregunto, si renunciar es alejarse de
algo, cuando el alejamiento, la separación, han sido tan absolutos como para
perder la esencia, la identidad, algún principio básico, ¿el fin impone cierta
redención?, ¿acaso un ajuste de cuentas impepinable, preciso, razonable? El
hecho, la solidez de una conciencia impenetrable, legítima. Quizás. ¿Quién se ha llevado mi queso?”, el
libro y la pregunta, cuando ya es tarde para quien se perdió en el camino, para
quien renunció a la palabra, a la confianza, o las confundió en un cómodo apego
ajeno. No me alegro. Hace calor, también sientes el frío.
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