“En
vísperas de Navidad los ciudadanos adormecían sus sentidos comprando regalos y
decorando sus hogares, en un intento desesperado por sobrellevar la oscuridad”
Me imagino que será habitual
en estas sagas largas que algunos ejemplares sean más flojos y decepcionantes.
Un ejemplo, no una excepción, acaso sea la impresión que me ha deparado este “Un
juego peligroso” (Maeva, 2015), el número ocho de la serie Gotland o Knutas, da
igual, de la autora sueca Mari Jungstedt. Si bien esta novela participa de las
características generales de la colección, del estilo narrativo de la
escritora, concisa, directa, de trasfondo crítico, con mayor concreción en la
investigación criminal que en las subtramas de los universos particulares de
sus protagonistas, de interrelación de tramas, del presente con el pasado… este
tomo me ha parecido, como si se hubiese producido en Jungstedt un estancamiento
imaginativo, de los peores del serial en torno del comisario Anders Knutas, la
inspectora Karin Jacobsson y el periodista Johan Berg, aquí en una nueva
investigación criminal ceñida al mundo de la moda. Con todo, sigue siendo una
lectura entretenida, fácil, ligera, sin pretensiones salvo las de pasar el rato
o cuando no se tiene otra cosa, liviana, que leer. Tendré que mirármelo.
Sinopsis editorial:
“La vida de Jenny,
estudiante de bachillerato en Gotland, da un giro cuando la ficha una
prestigiosa agencia de modelos y se convierte en una de sus grandes estrellas.
Mientras, Agnes, una modelo muy joven, es hospitalizada debido a sus trastornos
alimenticios. Pero la tragedia también acecha a Jenny: durante una sesión de
fotos en Furillen, el fotógrafo Markus, su amor secreto, sufre un intento de
asesinato. A pesar de querer volver a su vida normal, pronto Jenny se dará
cuenta de que alguien la vigila, alguien con un particular concepto de la
justicia. ¿Podrá Anders Knutas detener a tiempo al asesino?”
Por esta vez voy a
declinar mi consideración de la investigación criminal, médula de la novela
negra, descrita y desplegada con indiferencia y resuelta con cierto atropello,
para detenerme en el ambiente, en el deslumbrante y oscuro, sí, mundo de la
moda. Un mundo con toda su crudeza, corrupción, sacrificio y destrucción,
gravitando en ficciones y fatuidades.
Una crítica, además, de los inhumanos
esfuerzos, del sometimiento de las modelos para alcanzar una cima inalcanzable,
fugaz, frágil; y en las que muchas, en cambio, terminan arrojadas al fondo de
los infiernos, enfermas de anorexia. Destaco esta polaridad bien incorporada en
la novela, a través de dos de sus protagonistas, Jenny Levin, una modelo en la
cumbre, y Agnes, luchando contra la anorexia en una residencia y cuya
aportación es lo más interesante y desgarrador de la historia; ambas, amantes
de un jactancioso fotógrafo, Markus, brutalmente asaltado…
Un capítulo decepcionante
este “Un juego peligroso”, no está a la zaga del interés de otras obras de Mari
Jungstedt y las que, de acuerdo que sin el alarde y atractivo de la producción
de Jo Nesbo, Mankel, Indridason…, captaron mi atención y espero que en entregas
futuras lo continúen haciendo.
“Había
algo de exclusión en aquella existencia agradable y alegre, como si solo
alcanzara a los que encajaban en el modelo: sanos, en forma y rectos. Rutinas
fijas, cada cosa en su sitio, reglas y orden. A ser posible, ningún fallo. Si
no eres tan sano y deportista como nosotros, entonces no vales.”
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