¡Toc, toc, toc!
¿Eh? ¡Oye! Sí, tú, tocayo o tocaya, franciscano, ceporrero o no, Francisco, Paco, Paquito, Curro, Frasco... (sustitúyase la "o" final por "a" para ella, vosotras), también para los animales, (no voy ahora a distinguirlos según su resquemor y "pelaje"), fieles compañeros, que hoy es nuestra onomástica, San Francisco de Asís. Éste, el de la foto de arriba o abajo realizada ayer en las Franciscanas, el Jefe, o Hermano, o como dicen los más modernos, nuestro "Bro", me ha encomendado os diga, además de aquello de "La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos", que esta tarde pasará revista en el Barrio San Francisco de Ronda, cuando se pasee acompasado por su fantástica cuadrilla de costaleros y costaleras, y entorne siquiera más sus bondadosos ojos a este cielo de Otoño que nos acoge con proteccion y embeleso. ¿De acuerdo? Allá a todos nos espera, en las calles, entre las piedras, hierros y cal, entre luces y estremecidas, por Torrejones, Ruedo Alameda, San Francisco...; con una sonrisa, lo mismo valen las lagrimas de contento, de devoción, o de complicidad; con un fulgor en los ojos al sostener su invitación, a participar de la feria, a pasarlo bien y feliz en compañía de los nuestros.
Gracias San Francisco por la felicitación; por cierto, igualmente.
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