Yo también supongo, amigo Charles Bukowski, (milagro indulgente espero de mi primo Paco, por el poeta maldito y aludido) que de niño no fui muy normal. No, quizás no fui un niño muy normal. Porque hoy, tanto tiempo después, sigo cruzando esos límites de la normalidad cuando, al igual que entonces, mis momentos más felices fueron en sábados como este en los que me quedaba solo, o con mi familia íntima, en casa. Tampoco será normal pretender que el sábado se eternice así, sin más nada o solo yo llenando el dichoso vacío de su amplitud y tránsito.
«Qué importa si no será normal»
© F.J. Calvente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario