Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



martes, 4 de febrero de 2020

«CUERDA»

“Y ahora, para rematar, me dicen estos amigos que ha escrito usted 'Luz de agosto', la novela de Faulkner, ¡de William Faulkner! y ¿no podía usted haber plagiado a otro? ¿es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner?"

Como «amanecista» no adscrito, fiel y con retranca, (guiño, risa, asombro) convicto y confeso del arte cinematográfico del «surrealismo cañí», en memoria del maestro cineasta José Luis Cuerda. También me acuerdo, reivindico, ahora, a una de sus más hermosas obras o historias, «La lengua de las mariposas», entre otras cosas, de ahí mi memoria, como para dar un «hostión» a tanto político (por decir algo) y acólito intestino y retrógrado, muy de viral moda, con la escena en la que Fernando Fernán Gómez incentivaba a educar en libertad.

Y mañana, siempre, después de la noche, «Amanece, que no es poco», hasta para él, José Luis Cuerda, que hoy  se ha marchado.


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