Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.
sábado, 22 de agosto de 2020
¿Qué haría yo?
¿Qué haría yo sin estas puestas en escena de la Belleza? ¿Qué haría yo si no maldijera la estupidez ignífuga de ese cable aéreo frente al fuego del ocaso? ¿Qué haría yo sin estos contrastes de la realidad? ¿Qué haría yo?
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