Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



miércoles, 7 de octubre de 2020

"PASOS SIN FIN"

Pasos que no dejan huella.


Pasos en el silencio de la mañana, de los que se teme incluso su roce, su tenue ruido en la acera de losas o esta ahora de mortero colorado, la de los rectos vacíos superada por limites cortantes, como esta ventana, en cárcel de rutinas, de hierros iluminados por el destello desmayado de unos trasnochadores faroles; como si no se quisiera despertar a un destino que se estaría ideando, construyendo por otras aceras, por otras calles, por otros pasos en el silencio, no en el silencio absoluto, del alba. Y con todo, ahí que advino una reflexión con Emily Dickinson:



"La idea de que algún día miremos hacia abajo, y veamos los pasos torcidos que hemos dado, desde un lugar más seguro, debe ser algo precioso."


Pasos que no dejan huella, ni adentro ni afuera.


"PASOS SIN FIN"

© F.J. Calvente




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