Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 1 de noviembre de 2020

"TODOS LOS SANTOS"

 


En estas efemérides de la gran paradoja, la que Machado glosaba con un cuando somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos, las de un miedo y un esquivo sentido, conmemoramos la muerte resucitando la presencia de otras personas que ya no están, que ya se fueron, cercanas y acaso queridas, a su memoria más o menos viva; y al recordar la vida frente a un espejo de la muerte, más o menos empañado de nostalgia, de carencia, de falta, o más o menos desvaído su azogue de olvido, aunque solo sea en estos días festivos, deberíamos preguntarnos: ¿Cuántas vidas, y no precisamente muertas, hay sepultadas en el nicho que tenemos delante?

  

TODOS LOS SANTOS

© F.J. Calvente

 

(Imagen: “L'Occhio Occidentale”, óleo sobre cobre de Nicola Samori. 2013)

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