Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



martes, 10 de noviembre de 2020

"TÚ"

 


Tú, tú

Tú, tú, tú, tú

Tú, tú, tú, tú, tú, tú, tú, tú

 

 

Tú, con principio en la busca de un origen.

Tú, con final en una hoguera de vigilia.

Tú, con nostalgia del calor, del color, del asombro, luego.

Tú, en la inmersión desnuda que será noche.

Tú, en la oscuridad, el óvulo, la intención.

Tú, importa este ahora. Horizonte. Derrame. El fuego que no cae y escarcha.

Tú, todavía. Entraña. Extraña, en la nota musical. La hoja.

Tú, abruman los siglos allá quemados, contigo, los mitos en cenizas.

Tú, y los desplomes resistidos, las llamaradas heladas, los tristes del ocaso.

Tú, y los sacrificios, las agonías, la regeneración y la vida, para vivirla, para sentirla.

Tú, rebuscándome, y yo sin encontrarte. Me penetras. Te penetro.

Tú, me deslíes en vértigos, en conmociones, y entonces me hallo.

Tú, porque soy yo, y si soy yo, lo soy todo.

 

 

Tú, y yo.

Tú, yo. Uno.

Tú, yo, y Todo.

 

“TÚ”

F.J. Calvente ©

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