Y digo yo:
O mejor, de cerriles munícipes, demos "tres cuartos al pregonero":
"Ronda, cuna de tanto y cama de tan poco."
Dijo en Ronda el polifacético y talentoso Manu Sánchez en su magnífico y audaz pregón de las Fiestas de Pedro Romero. Esto entre otros alfilerazos clavados en la credibilidad de la cancillería rondeña, una de esas veces que se ven en porretas, en vergüenza no torera sino política o acaso, más cuando hizo alusión a la autovía hacia... ¿nunca jamás? Ellos, profesionales de cierta gobernanza local, incómodos en sus asientos de privilegio en el graderío del recinto de festivales de la Alameda del Tajo o, precisamente, de Blas Infante, disimulando la tensión insoportable de una sonrisa escénica y fraudulenta, de algún susurro capcioso que se escurría hacia un lado, al asiento contiguo o un poco más allá, entre las comisuras de excesivas bocas infladas de indisimulado estupor e irritación, emboscado tras algún violento temblor de un abanico oportuno: "¡Concha, hija, a quién se le ocurre!... ¡Una y no más! ¡Menos mal que tenemos dispuestos al Morante y al Soto, al Bendodo y al de la moto, para enjugar al presentador de Tierra de talento!" Y este, Manu Sánchez, a lo suyo, exhortando con amor la belleza única de esta ciudad, como bien lo sabe hacer, interponiendo críticas a lo que lastra el devenir de la misma o la mantiene en una demora opaca y recalcitrante de un gris ayer para mañana. La oposición bermellona estaba y no estaba, de hecho no saltaron como resortes sus redes sociales para "viralizar" las ingeniosas censuras del pregonero derramadas por su encantadora poesía; a la expectativa o epifanía quizás del dios más que hijo pródigo que nunca se fue (sinceramente, y personalmente, me alegro de su absolución sumarial y de la que, en aquellos no tan ahora maravillosos años, contribuí en lo que pude) y del que, muy curioso, no salió después en ninguna de las fotos del acto del pregón e imposición de medallas a la presidenta (¡Vivas!... perdonen la ocurrencia) y a las damas goyescas, mañana lo hará sin duda y en las ridículas líneas de una crónica umbilical que siempre ponderará lo poco, o eso que "somos", y a tanta hambruna mediática por tanto tiempo orquestando desde la penumbra; soltando codos y normalizando (¡qué palabro!) la "pole position" de su candidatura contra la escasa "Ayuso" rondeña, con o sin definitiva "espantá" de la flamante inquilina del antiguo hospital de las Cinco Llagas en Sevilla. Por cierto, ¿"pinchó" Fermín, "erre (que) erre", alguna medalla, o ultima, con ayuda del otro, el órdago a la otra? "Denle algo, sea por lástima o por los viejos tiempos, una jubilación sin sudores ni estridencias, porque ha prometido, pelillos a la mar, no ser esta vez tan... disipado o calavera." Por otro lado, Isa Barriga, una declamación de las fiestas en honor al histórico matarife que destiló gotas fragantes de un andalucismo íntimo y perspicaz y del que esperamos, en tu parcela política, no olvides.
El acto había terminado, al igual que un rasguño anaranjado en el cárdeno horizonte, el último ocaso que anuncia la primera noche. De Ronda se va para no morir, pero, tras los siglos de la diáspora, siempre se regresa para no olvidar vivir. Gracias a Manu Sánchez por recordárnoslo, aunque a poco se nos olvide. "¡Ay! Concha, Concha..."
F.J. Calvente.
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