“La literatura se sigue enseñando muy mal. Se la desvincula de la música, de los sueños, de los chistes. Se insiste demasiado en los géneros y en las definiciones. Y se acepta sin cuestionarla esa separación tajante e inexplicable entre lectura y escritura.”
Con estas palabras de Alejandro Zambra, el escritor chileno que en los últimos años ha influido de una forma muy especial en mí, y al que ayer, mientras paseaba por la accidentada Alameda del Tajo de Ronda con mi amiga Paqui Ben-mizzián, en una de nuestras disquisiciones o confesiones, así a vuelapluma o inesperadamente, acerca del concepto abstracto y con seguridad absoluto del quiénes somos y cuánto nos hace ser, lo traje a colación, a Zambra, para poner un ejemplo en mi reflexión, (dije confesión), cuando un hermoso ocaso se disolvía y esparcía en polvillo mágico por lo cercano e imaginario, y con el que luego, a Zambra, una vez en casa, por el párrafo de arriba y ante esa ya inquietud de mi hija Ángela, pensé en la cercana vuelta al "cole".
Quizás ese niño de la foto, aburrido, cansado, morriñado de vacaciones y amodorrado en el pupitre del colegio, (¡y acaba de empezar!) desconozca que en este año o curso escolar se aplicará la Lomloe, la nueva ley educativa. De querer por todos los estamentos implicados en la educación de niños y jóvenes, se intentará un indispensable cambio en la forma de aprendizaje en las escuelas y su traslación a los hogares y relaciones íntimas o externas. Un cambio de fondo, inexcusable, para hacer la enseñanza más aplicada o competencial; basada en la aplicación efectiva o práctica de los contenidos o conocimientos aprendidos o adquiridos, y no en la manera memorística o de repetición de un aséptico y frío guión o rígida pauta para cumplir la obligación y pasar curso como hasta ahora, sino desarrollando la habilidad intelectual del alumno en un desenvolvimiento responsable y con valores en la realidad, en la construcción del porvenir, en un planteamiento sensato y sincero de vivir la vida y no a sobrevivir sobre los demás. La propuesta es ambiciosa, y necesaria, de querer..., para dar una transformación fundamental en un mundo insolidario, ígnaro y nihilista.
"Si un niño no puede aprender de la manera que se enseña, es mejor enseñarlo de la manera que él pueda aprender", indicó la activista Marion Welchmann. Un desafío crucial para el futuro inmediato; para que ese niño levante la cabeza del tablero y sonría mientras aprende; para que Alejandro Zambra borre la queja o la olvide, acaso en las cenizas de un poema; para que otras Paqui Ben-mizzián y otros que igual firman más abajo, frente o dentro de un bello y delicuescente anochecer, encuentren sólidos fundamentos para, con consciencia, hablar (se confiesen) de lo que ya fuimos, somos y seremos.
"Vuelta al cole".
F.J. Calvente.
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