Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 8 de diciembre de 2024

"HORIZONTE PÚRPURA"

 


En unos pasos de madrugada, ahí y entonces, se abría un horizonte de sangre y lejano, al igual que al lado dejaba de ser metáfora y esperanza en piedra y frío de un coso sádico y trágico. Las luces de Navidad, suspendidas, estaban apagadas. No hay "espíritu" navideño, paradoja de luces, durante el día, en el sopor diario, en el trajín cansado; solo en la noche, cuando el sueño debe ser sueño, de ojos cerrados, o abiertos a una inconsciencia que allá, en el horizonte, en la mañana, en unos pasos sin eco, sin altura, resiste, como esa incandescencia dorada de las farolas, en su quimera encarnada.

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