Saludo y aliento a los romeros rondeños, y a tantos soñadores, en este primer domingo de mayo en el que conmemoramos el Día de la Madre, en su peregrinación, relación y entendimiento en la tradicional Romería de la Virgen de la Cabeza, en su comunión con un espacio mágico, las Cuevas de San Antón. Y para efectuarlo, saludo y aliento, me sirvo, agradeciendo la decisión de la Real Hermandad Virgen Cabeza Ronda en ello, de la extraordinaria pintura de Marcos Bontempo Riga, afortunado cartel de la Romería este año, con sinceridad y sentimiento.
Más que un cartel, un dibujo, una imagen,... es una ventana que empuja a mirar y volar desde la Ciudad Soñada en lontananza, hacia un fantástico escenario, lugar, emplazado allá y siempre tan cercano, entre lo divino y terrenal; donde al amparo de la ermita rupestre se celebra la Romería de la Virgen de la Cabeza, en indistinguibles o indeferenciados cielo y tierra, de la Hoya del Tajo con sus prístinos trazos. Marcos ha sabido plasmar, con difícil sencillez e inocencia, ese delicuescente puente entre la tierra y el cielo, el hermético arriba con lo de abajo, lo físico con lo incorpóreo; acaso lo espiritual con un ansia corporal, la liturgia con el instinto, trascendencia con placer, con derroche vital... En una visión optimista, alegre, festiva, empleando colores vibrantes y cálidos que rezuman unos intrínsecos emociones y simbolismos, o con ellos nos los desnuda, los arranca de nuestro interior con cándida inconsciencia. Trazos irregulares, juguetones, libres de perspectiva, de cánones y dogmas, espontáneos, contrastados, de un punto de fuga adscrito a la propia espontaneidad y explosion de emociones y sentidos. Maravilloso. Fascinante que desde esa ingenuidad primera, como un niño que descubre el mundo, haya logrado tan elaborado y bello trabajo cromático. Todo para irradiar, más allá de su sencillez aparente, una esforzada evocación, una absoluta alegría de vivir.
Y desde este deseo de Vida, de Vivir, tengan una feliz Romería y Convivencia.
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