Y digo yo: Morante de la Puebla vs la baranda pepera
F.J. CALVENTE
A quién está instalada en la polémica y el protagonismo vacuo y obsesivo por todo, y en lo mucho, y salvo en lo más importante, procurar el bienestar de los rondeños, le vino muy bien el desplante de Morante en la entrega del premio Cayetano Ordóňez, ¿lo provocó?, para, en su estilo de siempre, áspero y torticero, centrar las miradas del tendido sobre ella y entrar a matar y cortar orejas y rabo. Patética reacción, voceada tras el achicado burladero mediático, melodramática, una vez más, la imagen de la ciudad que se ofrece aquí y allá; pero que, afortunadamente, no desluce la buena corrida goyesca de ayer y el arte desplegado por Morante de la Puebla, que para eso está y con el que nos brindó a todos, doctos y profanos, subrayando la mítica historia de esta cuna del toreo, su mágica y bella plasticidad de verónicas y chicuelinas en el coso maestrante -no olvido la sensacional brega de El Juli- y con ello se justifica siempre el término de esta Feria de Pedro Romero. Lo otro, nada, el paseillo ególatra, inoportuno, cansino ya, alentando un patriotismo trasnochado e inservible para solucionar las necesidades y esperanzas de los rondeños, y que postra esta ciudad en el callejón sin salida del fracaso.
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