MI
COLOR FAVORITO ES VERTE Pilar Eyre
“¡Soy
adivina autodidacta! ¡Tengo pensamientos premonitorios! ¡Por algo me he hecho
escritora!”
No conocía a Pilar
Eyre… Miento, conocía a Pilar Eyre solo de sus apariciones, testimoniales para
mí y tras esos zappings televisivos en sobremesas de modorra y aburrimiento, en
programas del “corazón” como “Sálvame”, donde siempre dejaba en lugar maltrecho
y rebajado a su competidor Jaime Peñafiel con sus gafas bailando en sus trémulas
manos, y todo por los dimes y diretes en insípidos debates sobre la familia
real española, yo que soy tan republicano. También estoy al tanto de sus obras,
sin leer por ahora ninguna o salvo ésta, acerca de personajes aristocráticos e históricos
o cierto opúsculo reciente sobre Franco, y de su labor periodística como columnista
en periódicos de tirada nacional. Y ahora que la conozco un poco, leída su
novela, ¡ojo! finalista del Premio Planeta 2014, tengo que agradecerle, con el
corazón en la mano, en serio, a ella, la autora, por escribir fácil y meridiano
en su madurez creativa, y ofrecerme un tiempo de lectura ágil, atractivo y
entretenido. No quiero entrar, por intrascendente, si la historia que cuenta es
increíble, o poco real, o muy repetitiva en su argumento, conste que a mí no me
ha dado esa sensación, ya que nada de esto resta justicia al libro. Y con ello,…
no sé…, en referencia a su asunto, supongo que las personas pueden enamorarse
de muchas maneras, con desemejantes ardores, hasta incluso con la obsesión pura
y dura, casi enfermiza, de la Pilar Eyre de la novela con el subrepticio Sèbastien
Pagés. Interesante novela por la forma de escribir de Pilar Eyre, recalco, alegre
y despreocupada, sin complicaciones retóricas y autobiográfica o no, realmente
no importa, que me ha deparado ratos de risa y pasatiempo.
“¡Pero
el olvido no es un grifo que se cierra para que dejen de manar los recuerdos!”
A ver qué se dice de
esta novela: “Mi color favorito es verte”
es una aventura real. Acerquémonos de puntillas y miremos por el ojo de la
cerradura: ahí dentro hay una mujer desnuda. Pilar Eyre, una periodista madura
y aún presa de una gran pasión por la vida, conoce, durante un verano en la
Costa Brava, a Sébastien, un corresponsal de guerra francés de gran atractivo.
Entre ellos surge un amor inesperado que los lleva a vivir tres días de intensa
relación erótica y sentimental. Cuando Sébastien desaparece repentinamente,
Pilar lo busca con desesperación siguiendo las pistas ambiguas que el
periodista ha ido dejando a su paso, pero los resultados son cada vez más
sorprendentes y misteriosos. Esta no es una bella historia de amor crepuscular,
esta es una bella historia de amor entre una mujer que se atreve a llegar hasta
el límite y un hombre secuestrado por unos sentimientos imprevistos.
“Las
dudas, la sospecha, son los verdugos del amor… No es el desamor lo que te mata,
es la incertidumbre”
No me interesan, tampoco,
nada, las críticas feroces que ha recibido esta ficción o realidad escrita que,
sin otra pretensión más que la de hacer pasar un buen rato al lector, no merece
detracciones tan fieras, y que obedecen, seguro, a confrontados intereses mediáticos
entre empresas que controlan el cotarro de la comunicación en España. De hecho,
en la acreditada Babelia, se dice del libro: “sigue los pasos a una 'bovary-coríntelladesca'… consumida en fantasías que se expresan
mediante una "hemorragia de majaderías" que difícilmente sugieren los
sueños de color rosa en los que asegura sucumbir, cuyos aullidos de "loba
en celo" a menudo se reducen a "una eyaculación de palabras
estúpidas" y cuyos encuentros "íntimos" se resuelven en tablas
gimnásticas más bien toscas… El resto pivota entre la palabrería insípida, la
cháchara esnob y algunas notas de humor desenfadado, porque después del drama
queda la burla. Y la acción… Así, la segunda parte de la historia vira hacia la
intriga detectivesca -averiguar la verdadera identidad del desaparecido Pagés-,
abusando de la dilatación como única estrategia narrativa y de la reiteración
de elementos supuestamente eficaces o efectistas -rastreos por Internet,
mensajes de Aurélie-, pero cuya repetición, por lo mismo, cansa. Una historia
servida y aderezada con numerosos ingredientes: retazos de infancia y
adolescencia, presencia de o alusiones a famosos "reales", sesiones
de peluquería y lifting, apariciones de ultratumba, almuerzos y cenas,
muchísimas canciones, celebraciones varias, marujeo, interiorismo y pildoritas
de autoayuda”.
Aunque yo no soy muy de
las historias románticas (supongo que Fifi López Naranjo no se molestará con mi
comentario y de la que espero, con sinceridad, haga cambiar mi opinión), esta obra
de Pilar Eyre me ha gustado; quizás sea la segunda novela romántica que he
leído y que me ha convencido, la primera fue “Orgullo y Prejuicio” de Jane
Austen, palabras mayores, ¿Verdad? Y me ha gustado, a parte de su sencillez
narrativa, esa figura literaria de la primera persona subjetiva, por no ser la
típica narración de amor adolescente e insoportable a lo Federico Moccia, o el pelmazo
indigesto de las “Sombras de Grey”, por sus sombras y por el personaje, sino un amor "maduro", clásico, construido
en tres días con sus noches y el cual crece en el año y medio que los amantes,
Pilarita y Sébastien, no se ven hasta que… La historia de amor que se deja llevar por la
sinrazón, por la locura del momento e incluso por el instinto que exige e
implora el cuerpo. La ironía que surge de la fragilidad humana. Pilar es una
mujer viuda que se divierte con los hombres, consecuente atendiendo a su
liberalidad, pero que está buscando algo más, una persona que la acompañe en su
día a día y pueda amarla como hizo su marido y encuentre la estabilidad que aquel
dio y su garantía con los tiempos. De acuerdo que a Pilarita (alter ego de la
autora o la misma autora) cuesta entenderla en ese papel de hembra exagerada,
egoísta, egocéntrica, melodramática y, sobre todo, ingeniosa y divertida,
crítica consigo misma y con el mundillo literario, pero que también forma parte
de la franca intención de describir al personaje y de acercarnos a él, y con
ello a la misma autora, incrementado la realidad y el vínculo y la complicidad
y la empatía del lector con éstas y el argumento. Perfectamente trazadas las
inseguridades y certezas de su protagonista que, si quisiera verla en una
posible versión cinematográfica, clavadita lo haría, histérica e histriónica, Diane
Keaton. Aun así, no me ha gustado ese abuso de la autora de exhibir su buena
posición económica y social o el elenco de amistadas tan bien abrochadas y “chics”.
Y me ha interesado, por último, la intriga detectivesca, a la “Gauche divine”,
enlazada a la propia crónica de mujer apasionada, y en la búsqueda e identidad del
personaje masculino protagonista.
Verdaderamente no era
fácil construir una bella historia de amor, clásica, y vale que obsesiva y
disparatada, para luego deconstruirla y ceñirla a los mimbres de un misterio o
de una obsesión, entre ambiciones y derrotas; y todo en primera persona, autora,
narradora y protagonista en una, sin perder asimismo el interés a lo largo del
desarrollo o en sus “flashbacks” autobiográficos. Y Pilar Eyre lo hace bastante
bien, sorteando este y otros desafíos, incluso sin importar o no el presentarse
tan desnuda ante el lector y que a mí, particularmente, me ha ganado y divertido
mucho.
“No…,
tienes que escribir, es tu única arma para luchar contra la fugacidad y el
olvido… ¡El callejón del olvido, grito por dentro, que ese es el título de uno
de mis primeros libros! Querría vivir ahí, en ese lugar del que no se regresa
nunca, pero papá no me deja. Y este oficio cabrón que he elegido tampoco”
No soy Pilar, ni Jane, pero... a lo mejor algún día me das una oportunidad.Y que conste que casi me da miedo que me leas...es posible que no tenga el nivel al que estás acostumbrado.
ResponderEliminarBesos, y perdón por el retraso.
No soy Pilar, ni Jane, pero... a lo mejor algún día me das una oportunidad.Y que conste que casi me da miedo que me leas...es posible que no tenga el nivel al que estás acostumbrado.
ResponderEliminarBesos, y perdón por el retraso.