“Siempre he pensado que
uno se hace escritor desde la pérdida. Del dolor de perder nace la obra”
Tras la memorable e
impactante “Lágrimas en la lluvia”, el homenaje de Rosa Montero a la película
de culto de Ridley Scott, Blade Runner (1982), basada en la obra de Philip K.
Dick “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, regresa uno de los
personajes más importantes de la autora, la “tecno-humana” o “replicante” Bruna
Husky, la superviviente capaz de todo, que se debate entre la autosuficiencia,
la soledad absoluta y una desesperada necesidad de cariño, en un nuevo thriller
lleno de aventuras, fantasías, amor… en el Madrid futurista del año 2109, “El
peso del corazón”, título inspirado de una cita de Macbeth.
Dice la editorial:
“Contratada para resolver un caso a primera vista sencillo, la detective Bruna
Husky se enfrenta a una trama de corrupción internacional que amenaza con
desestabilizar el frágil equilibrio entre una Tierra convulsa y la dictadura
religiosa de Reino de Labari. En un futuro en el que la guerra está
supuestamente erradicada, Bruna lucha contrarreloj por la libertad y en defensa
de la vida, mientras asimila los sentimientos contradictorios que le produce
hacerse cargo de una niña pequeña. Bruna Husky es una heroína extrema y
fascinante; una superviviente capaz de todo que se debate entre la fragilidad y
la dureza, entre la autosuficiencia y la desesperada necesidad de cariño. Es
una fiera atrapada en la cárcel de su corta vida, un tigre que va y viene ante
los barrotes de su jaula «para que no se le escape el único y brevísimo
instante de la salvación», como el felino de la bella frase de Elias Canetti.
El peso del corazón es un thriller, una novela de aventuras política y
ecológica, una historia de fantasía y ciencia ficción, un relato mítico, un
cuento para adultos, una reflexión sobre la creación literaria, una metáfora
sobre el peso de la vida y la oscuridad de la muerte… ¡Y una historia de amor!
Rosa Montero regresa al mundo fascinante que creó en Lágrimas en la lluvia y
nos sorprende de nuevo con esa potencia narrativa que ha convertido a Bruna
Husky en una protagonista legendaria”. Nada que oponer.
Me ha gustado mucho, no
tanto como la primera entrega, quizás por la novedad que supuso, pero no se le
puede negar que una vez empiezas, no puedes dejar de leer. Muy entretenida, de
trepidante acción, de misterio y aventura a raudales. Con personajes muy bien
definidos, profundos, complejos y singulares, con el trazo magnífico de Rosa
Montero; Bruna Husky, su protagonista, la que más, por su mundo interior tan
fascinante, tan dramático, personificación de “la tragedia mayor del ser
humano: la muerte”, y a la que no puede oponerse ningún pero o algún tenor de
imitación, de ser un concepto ajeno o propio a la película de Scott, por caso,
sino que en ella, en la “tecno-humana de combate”, se subraya la más alta
expresión de la autora en sus inevitables reflexiones literarias sobre la
naturaleza de la memoria o el carácter inestable de la identidad, la crítica al
dogmatismo, los excesos del poder. De poderosa y extraordinaria ambientación,
esta novela sigue la línea de la antecesora “Lágrimas en la lluvia”, y que
sigue recordando el contexto oscuro y sombrío de Blade Runner, más por la
facilidad de construir de Rosa Montero, matizado con su crítica sincera acerca
de la degradación del mundo, de la naturaleza, el fanatismo religioso o los
ultranacionalismos, las injusticias, las guerras, y políticos corruptos e
incompetentes.
“El mundo era un loco
juego de apariencias”
De ahí que “El peso del
corazón” no sea esencialmente un relato de ciencia ficción ni una historia
policíaca o negra. Tal vez, como su personaje principal, como esa sociedad
futurista, sea un híbrido honesto, lúcido, entre la ciencia-ficción y la trama
criminal, enlazado a una reflexión muy actual, atendiendo a preocupaciones
contemporáneas, de ahora mismo, más que en teorizar sobre cuestiones del
futuro, como el integrismo religioso, las desigualdades sociales provocadas por
un mundo globalizado y la ruina medio ambiental. Y en la cumbre de todo ello,
como el tatuaje que cruza y recorre todo el cuerpo de su personaje principal,
Bruna Husky, el peso y la fugacidad del tiempo, alcanzando su aforismo en el
estribillo insistente y pesado de ésta y en lo poco que le queda para morir o
de vivir.
“Puede que el amor de
los monstruos fuera así. Nudos que apresan inútilmente, mordiscos que duelen y
desgarran”
Por último, deseo que
la próxima entrega no tarde el tiempo de esta “El peso del corazón”, y que, con
seguridad, versará sobre la mafia de una sociedad secreta que maneja los
destinos del mundo, Los Trinitarios.
“No, ella no era un
tigre, ella no era nada, no era nadie. Demasiado humana para ser tecno pero
decepcionantemente tecno para los humanos. La soledad del monstruo era
absoluta”
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