“El hombre se nutre de imágenes de muerte porque tiene hambre de
muerte. Y solo los artistas pueden aplacarla”
El horror. La locura del horror. “Con tiza, Maud había escrito, con su letra
grande y abierta: Locura de dolor” Reconozco que esta novela de Pierre
Lemaitre me dejó conmocionado. ¿Por qué? Antes quiero decir que este autor
francés permanecía desde tiempo atrás en mi lista de pendientes, recomendado
por su obra “Nos vemos allá arriba” con la que ganó el Premio Goncourt en 2013.
Y por fin en este amable Agosto he conocido al escritor galo y ciertamente no por
ese relato. Indeciso entre su celebrada “Vestido de novia” y la no menos
aclamada “Alex”, otra de esas contrariedades editoriales al ser este volumen publicado
aquí primero y siendo la segunda parte de la saga que narra la vida del
comandante de policía Camille Verhoeben, un singular personaje de 1,45 metros
de estatura, de mirada y maneras intimidantes, inteligente, eficaz, colérico
cuando pierde esa sensiblería que le mantiene a flote de su pasado y gracias a
su afición desde pequeño por la pintura... y felizmente casado con la bella
Iréne; decía que entre esta vacilación por una u otra novela, la Editorial
Alfaguara anunció la primera obra negra de Lemaitre en español, “Irène”, y
primera del ciclo Verhoeben, para mí la oportunidad perfecta, pues, para iniciar
el camino en el orden que aquel determinó. Luego sucumbí a una lectura adictiva,
escalofriante, inteligente, absorbente y brillante… una apasionante carrera llena
de sombrías sorpresas que conduce a un final emocionante e inesperado. Sí,
todavía sobrecogido, ya que es algo distinto a lo que he leído, de una belleza
brutal, de las que avisan que su contenido no puede, sino hiere la sensibilidad
del lector no arriesgado, para valientes; tanto que yo tuve que cerrar el libro
en alguna que otra ocasión, detenerme y recapacitar en lo que estaba leyendo,
de si lo que estaba pasando era real, su ficción no importaba. Una novela que
va más allá de la investigación policial por un singular protagonista de pasado
complicado, de compleja personalidad como he esbozado líneas más arriba y
amante de su trabajo; de lo más o menos truculento de su argumento, impactante
sin duda, un asesino en serie que mata de manera brutal a sus víctimas
homenajeando en cada ocasión a un autor clásico de género negro; más que una historia
que hace sufrir, estremecer, zarandear, intimar…, por supuesto está garantizada
la diversión, es ante todo una novela homenaje, el homenaje de un gran escritor
a la literatura policíaca.
“Irène era uno de esos paréntesis que a veces la vida tiene el buen
gusto de ofrecerte y la lucidez de quitarte”
“Irène” está narrada en tercera
persona y se divide en dos partes, la segunda de mucha menos extensión que la
primera, estructuradas en capítulos cortos más un epílogo final. Es una obra impecablemente
elaborada, de ritmo vibrante y colmada de giros argumentales. Pierre Lemaitre define
magistralmente a sus personajes, tanto los principales como los secundarios. Camille
Verheoven, el principal, es un lúcido policía que llama más la atención por su baja
estatura que por sus éxitos policiales. Sea como fuere, se encuentra en un
momento dulce de su vida y no precisamente profesional, su mujer, Irène, está a
punto de dar a luz. En este remanso de paz, sin embargo, recibe un aviso sobre
un doble crimen que resalta por su salvajismo, por su casi perfección, y la
investigación se hace ardua cuando los datos de la carnicería trascienden a una
prensa incisiva que no deja de presionar e incordiar. Me ha gustado, dentro de
este desierto de horror, tal vez un cierto matiz extraño o raro a otros
ejemplos de esta índole literaria, el sentimentalismo del protagonista con su
mujer, Irène. Sus miedos, ilusiones, cariño, la luz para las tenebrosidades de
su pasado, haciendo de Camille Verhoeven un personaje empático por su rotundo retrato,
detrás de la frialdad del policía se esconde una ternura interesante. El equipo
de investigación del comandante está formado por tres policías de confianza:
Maleval, Louis y Armand. El elenco de actores se completa con la inestimable
ayuda de un librero y un profesor universitario, ambos especialistas en novela
negra. La prensa, tan dada a ello, apodará al asesino como “El Novelista”. La
filtración del sumario a periodistas sin escrúpulos. Pesquisas policiales a contrarreloj.
Una huella hallada en la escena del crimen extiende el sanguinario rastro del homicida
en una joven cuyo cuerpo fue encontrado, dos años antes, partido en dos en un
vertedero. Un asesino en serie de una crueldad e inteligencia sobrenatural.
La genialidad de este libro
reside en las espectaculares, escalofriantes puestas en escena de los crímenes,
surgidas no de la imaginación de Lemaitre, sino que éste las ha tomado
prestadas de obras de afamados escritores policíacos. Introduce y mezcla en su
particular guión a aquellos autores que más le han gustado e influenciado,
entroncando afinadamente con la singular, y turbadora, historia narrada en “Irène”.
Mi agradecimiento al escritor y guionista francés, por su aportación y por impulsarme
a releer a grandes maestros del crimen y el misterio como James Ellroy, Émile
Gaboriau, William McIlvanney, Bret Easton Ellis...
Con el brutal doble crimen, “Irène”,
la trama, se desarrolla sin ningún freno; a las propias vicisitudes de una
investigación oscura y difícil se unen las complicaciones en la vida personal y
laboral de Verhoeben, su relación con la prensa, con el entorno, absorbiendo a
todas su obsesión por detener a un asesino en serie en una lucha intelectual y
humana extraordinaria. Meta literatura negra en grado absoluto, sorpresiva,
violenta, de narrativa brillante donde sobresale su ritmo creciente,
vertiginoso en la presentación de unos hechos que alcanzan su culminación no menos
sublime en un final apoteósico, de acuerdo que inesperado, pero memorable. Y no
digo más, procuro andar con pies de plomo y no despejar cuadros de su argumento
para no caer en el spoiler...
En definitiva, si buscas una
novela llena de tensión, trepidante, ágil, de suspense y misterio, donde nada
es lo que parece y que sirve de portentoso homenaje a algunos escritores de
renombre del género policíaco, sin duda te recomiendo esta “Irène” porque no
volverás a leer del mismo modo una novela negra, muy negra.
“… nada de la pulcritud inglesa de Agatha
Christie, de la reflexión metódica de Conan Doyle, sino cuchitriles mugrientos
con chicas apaleadas, pequeños traficantes desangrados en los contenedores de
basura de Barbès, cuchilladas entre drogadictos, váteres apestosos donde
encontraban a los que habían escapado de la navaja automática, chaperos que
vendían a sus clientes por una raya y clientes que cotizaban la mamada a cinco
euros después de las dos de la mañana”
Interesante. Leeré esta novela en breve.
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