“El mundo es una pared curvada de cemento gris. El mundo tiene sonidos
amortiguados y ecos. El mundo es un círculo que de ancho mide dos veces sus
brazos extendidos. Lo primero que el muchacho aprendió en este mundo circular
fueron sus nuevos nombres. Tiene dos. Hijo es el nombre que prefiere. Tiene
derecho al mismo cuando hace las cosas, cuando obedece, cuando sus pensamientos
son límpidos y rápidos. En caso contrario su nombre es Bestia. Cuando se llama
Bestia, el muchacho tiene hambre y frío. Cuando se llama Bestia, el mundo
circular apesta.
Si Hijo no quiere convertirse en Bestia, tiene que recordar el lugar
correcto de las cosas que le han sido encomendadas y cuidar de ellas.”
Interesante, ¿verdad? Y es el
comienzo de la novela, adictiva hasta alcanzar su último párrafo. Es verano. Y
así que, quizás por la lasitud de los días, por la búsqueda y complacencia de entornos
relajados, por una intención de diversión sin honduras, ni pretensiones que
hagan necesarios esfuerzos mayores, la lectura tiene que reunir estos
propósitos, estas necesidades: atractiva, entretenida y fresca. Y el italiano Sandrone Dazieri nos lo ofrece con un
poderoso thriller, “No está solo”
(Ed. Alfaguara, 2015). Con esto bastaría para hacer mi reseña de este libro, que
me lo he pasado muy bien resulta por tanto superfluo; sin respiro, una
experiencia sofocante, atrapado por una trama turbadora y afinadamente tejida,
y con unos personajes, atormentados por supuesto, definidos e inolvidables, han
reunido mi satisfacción en las casi 600 páginas que leía ansioso y deslumbrado.
De todas formas, entenderán, lo difícil que es detallar una novela de suspense,
más para quienes no la han leído, un asunto del que no puedes desvelar nada, en
la que cada pieza del rompecabezas, de la investigación criminal, es fundamental.
Sin embargo, no peco de spoiler si considero que la novela está escrita con
desenvoltura, ágil, absorbente, magistral en el tratamiento de los giros, de la
tensión, en suma de los golpes de efecto. “No está solo” tiene varias cualidades
a las que, si me permiten, no quiero dejar pasar sin comentarlas, con toda mi
prevención en su argumento, y admirarlas.
En primer lugar, la historia:
“Un niño desaparece a las afueras de Roma. La madre es encontrada
muerta y los investigadores creen responsable al marido de la mujer. Sin
embargo, cuando Colomba Caselli llega a la escena del crimen se da cuenta de
que algo no cuadra. Colomba tiene treinta años, es guapa, atlética y dura.
Formó parte del Departamento de Homicidios de Roma, pero desde hace meses es
incapaz de superar lo que llama «el Desastre», hasta que este caso vuelve a
llevarla a la acción. Para resolverlo contará con un colaborador tan eficaz
como peculiar: Dante Torre, un joven genio cuya capacidad de deducción solo es
igualada por sus paranoias. Él también es un superviviente: fue secuestrado
durante once años en un silo por un hombre que se hacía llamar «El Padre».
Ahora tiene pánico a los espacios cerrados y ha hecho de su habilidad para
encontrar a personas desaparecidas su trabajo. En la búsqueda de la verdad,
Colomba y Dante deberán enfrentarse a su mayor pesadilla ante un caso de
ramificaciones insospechadas”.
Trama sólida, perfectamente
estructurada inclusive en su más mínimo detalle, sin que jamás decaiga su
desarrollo; crece y crece y crece, dosificando sus tiempos de manera aguda, los
descubrimientos, inteligente, sin pausas ni pajas, rellenos, y hasta la
explosión del final. Nada detiene su avance, ni ninguno de sus personajes, “la verdad -según Dazieri- se revela poco a poco, como un juego de
cajas chinas”, o de muñecas rusas. Solo es importante, solo es trascendente
su historia. Una historia oscura, dura, asfixiante, que lo envuelve todo, sin
concesiones de ningún tipo, ni al sentimentalismo que quizás quede para otra
entrega, sensual y familiar, o recreaciones de una violencia gratuita, la
justa, solo la emoción de su historia. Y ello bajo el latido de un ritmo firme,
rotundo, tenaz, con el que se construye y mueve la acción, la intensidad, las indagaciones,
con sus cuadros de deducciones, ataques de angustia, de recuerdos pavorosos, todo
es importante, nada gratuito, todo guarda un sentido, hasta en sus sombríos y
espectaculares, no son muchos, flashbacks. Insistente, opresiva trama. Por
poner un pero, reconozco que en un primer momento, agradado por lo que entendía
ser la búsqueda de un asesino en serie, me chirrió, asombrándome, manteniendo
mi recelo, solo en unas páginas, el giro brusco del guion hacia un derrotero
llamémosle conspiranoico. No obstante, las piezas seguían magistralmente
encajando…
“El dibujo que iba trazando era tan horrible que todo el mundo tenía la
esperanza de que no fuera verdad. Era mucho más fácil convivir con la idea de
un asesino en serie que con la de una parte podrida de su propio país, capaz de
matar y de encarcelar a inocentes”
Y luego los personajes:
Ella, Colomba Caselli, guapa,
dura, atlética, de ojos como esmeraldas, una policía traumatizada y apartada
del servicio por un suceso laboral escalofriante, “El Desastre”, que la hace sospechosa
y confiada al mismo tiempo, luchadora, sincera, débil por unos ataques de
pánico que la dejan sin respiración, que la acorralan, pero que no son óbices
para arrojarse desprendidamente en una investigación donde está en juego la
dignidad de la vida, los valores humanos.
Él, Dante Torre, el “niño del
silo”, un treintañero que sufrió una terrible experiencia, marcándolo para
siempre: siendo un niño muy pequeño fue secuestrado por un misterioso
individuo, “El Padre”, que le mantuvo encerrado once años en un silo y del que
pudo escapar, dejándole unas secuelas físicas y psicológicas terribles. Ello
contribuyó, además, que desarrollara una personalidad obsesiva, paranoica, esperando
el retorno ineludible del mal, “El Padre”. Con una capacidad extraordinaria
para la deducción, experto en personas desaparecidas y abuso de menores, este
joven aquejado de agorafobia, entre otros miedos y manías, es muy intuitivo y
observador, inseguro pero brillante, insomne, desordenado, adicto al café y al
tabaco. Un personaje afectuoso.
Ambos, Colomba y Dante, son dos
supervivientes, dos “veteranos heridos
por la vida”, en palabras de Caselli, unidos en la resolución de un enigma
doble: la desaparición de un niño a las afueras de Roma y la muerte de su madre,
y, sorprendentemente, un “termómetro” de sus existencias... Una hermosa lección
de que, levantándose del fracaso gracias al apoyo mutuo, superan sus límites y
cosen sus rotos para continuar viviendo.
“El tiempo ha erosionado las diferencias y las aristas, los ha
compenetrado y hecho dependientes el uno de la otra”
Por mi parte no cuento más, solo
que es una novela que merece la pena porque está muy bien escrita, atrapa y
tiene una historia bastante consistente; sea novela negra o no, o de suspense, un
thriller, me resbalan los encasillamientos, no importa; importa la inquietud y diversión
de su lectura. Recomendable para este verano, ya saben: atractiva, entretenida
y fresca
“Para ver algo es necesario mantener la distancia apropiada”
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