Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 14 de noviembre de 2015


El horror injustificado, vacío, inhumano. La ignorancia de  bestias en sus dioses imbéciles, estúpidos mensajes sin imaginación, grises, postrados a sus miserias. Asesinan paz y esperanzas, ensangrentan amor y belleza; usurpan la dignidad humana y explosionan escenarios de concordia.

 "Siempre nos quedará París", tampoco.

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