Mientras leo a José Luis Sampedro
en mi particular homenaje por el aniversario de su muerte, la lectura de algo
tan onírico, transgresor y sensual como las letras, lirismo, las imágenes de
"El amante lesbiano", tropiezo con estas frases: "Vuelvo a la
mesa de papá a entretenerme con las postales. Una de las más antiguas me
muestra ese hermano del tajo de Ronda que es el hondo cañón del río Rummel en
Constantina, capital oriental argelina, afirmándose en la fotografía que el
puente de hierro era, en 1904, el más alto del mundo". Inmediatamente la
curiosidad, comprobar la similitud entre contextos tan herméticos, tan
fascinantes: uno conocido y jamás ponderado, nuestro Tajo de Ronda, y otro al
que descubro en una fotografía encontrada en la red y que ilustra esta nota. La
semejanza entre el Tajo de Ronda y el cañón del río Rummel es notoria,
asombrosa. ¿Verdad? Sin embargo, no sé a vosotros, yo sentí desde el primer
momento una diferencia fundamental, esencial: el alma. Cuando el cañón argelino
transmite una conmoción centrífuga, la que se dispersa en la vasta amplitud y
huye de la desproporción de las edificaciones, nuestro Tajo hunde su emoción,
amor y dolor al unísono, en lo más íntimo de todos quienes, conscientes o
curiosos, se asoman a su vacío, a la armonía de sus casas colgantes, a la fiera
voluptuosidad de la piedra, despertando cierto estrago anímico de naturaleza
variable y exclusiva y en todo caso revelada, anunciando el alma sensible de
cada uno de ellos, de nosotros. ¿Verdad?
Aquí estoy...
Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario