“La literatura era eso, dolor, que salía de la mierda que cada escritor
tenía dentro, de lo más oscuro”
Un thriller psicológico gana el
XX Premio Primavera de novela 2016, “El desorden que dejas” (Espasa, 2016) de
Carlos Montero. Con independencia del premio (de la distinción y de los cien
mil euros que a cualquiera le vendría como agua de mayo) me ha gustado, me ha
entretenido este libro y porque me interesan las tramas de intriga y suspense,
más si son domésticas, por su cercanía, y más cuando están bien escritas, por creíbles
y consistentes; por las sorpresas y giros inesperados; por atrapar y sostener
las dudas sobre los que en ella intervienen, en todos, hasta del autor. Una
novela donde nada es lo que parece, en la que la tensión y la confusión
absorben tanto que lleva a devorar las 408 páginas para comprobar si la
dilucidación final coincide con la propia y si esta nos satisface. Amena su
lectura a través de lo que nos cuenta su protagonista, Raquel, una joven
profesora de literatura que ejerce una suplencia en el instituto de un ficticio
pueblo gallego, Novariz, de donde es natural su marido y familia. Raquel
sustituye a Viruca, bella, culta y sofisticada, que se ha suicidado y, desde su
primera clase, en cuanto está escrito en el ambiente del pueblo, sospecha de
las circunstancias de su muerte y cuando encuentra una nota que cambiará su
vida: “¿Y tú cuándo vas a tardar en matarte?”.
“Todos los horrores posibles que eres capaz de imaginar, alguien ya los
cometió”
Una novela que avanza a muy buen
ritmo, que adjetivaría de trepidante si no fuera tan detallista, lo que no
quiere decir cansina, en la ilustración de sus personajes, en sus etapas
biográficas, y no me refiero por las que zozobran y conjugan el argumento
principal de la narración. Tampoco emborrona su buena consideración algún que
otro párrafo, expresión, descuidados estilística y narrativamente, forzados. Verdades
a medias, engaños, amenazas, vulnerabilidad, acoso… en una historia en primera
persona muy bien estructurada, de precisas ambientaciones, ya he dicho con actores
afinados en su caracterización, de diálogos creíbles y ágiles.
“Intenso thriller psicológico
protagonizado y relatado en primera persona por Raquel, una joven profesora de
literatura en horas bajas que acepta una suplencia en un instituto de Novariz,
el pueblo de donde, casualmente, procede su marido.
En su primer día de trabajo, la
joven se entera de que Elvira, su predecesora, se ha suicidado y al finalizar
las clases encuentra en su bolso una nota que dice: «¿Y tú cuánto vas a tardar
en matarte?».
Decidida, Raquel intentará
averiguar quién está detrás de esa amenaza, e inevitablemente se
empezará a obsesionar con la
antigua profesora.
¿Qué le ocurrió? ¿Qué la llevó a
la depresión si los alumnos la adoraban? ¿Realmente se suicidó o alguien acabó
con su vida? ¿Se está repitiendo el mismo patrón con ella? Y sobre todo, ¿por
qué de repente algunos indicios apuntan al marido de Raquel?
Una novela que arranca como una
historia de acoso a una profesora para convertirse enseguida
en un thriller perverso y
apasionante. Una disección de la debilidad humana. De la culpa.
De la fragilidad de las
relaciones. Y de las mentiras y secretos sobre las que montamos nuestras vidas
sin calibrar ni ser conscientes de las consecuencias”
“Borrarlo todo. Las fotos, los documentos, todo. Todo mi pasado con tal
de salvar el futuro”
He aquí uno de los grandes
aciertos de Carlos Montero, además de notarse bastante su oficio de guionista: su
capacidad de envolvernos en el misterio, a que nos intimide el peligro, de hacernos
entornar los sentidos y vaciar las emociones en sus intérpretes, sin exclusión,
puesto que dudamos y creemos, sospechamos y confiamos de todos, de los incómodos
y más de los agradables, y éstos con sus cuotas de oscuridad y trasparencia. En
cada momento, por ejemplo, conocemos de su protagonista principal, Raquel, qué
piensa, qué siente, cuáles son sus miedos, sus obsesiones, sus deseos o sus
sueños. Me ha convencido mucho el personaje de Roi. La intriga, la tensión, tan
latentes, tan cercanas, como si las observáramos al lado, a través de la
ventana, en la calle, ahí justo, con unos personajes que nos recuerdan a otros y
vecinos de nuestra vida, verosímiles, precisos. Los escenarios en torno a unos
asuntos tan presentes, tan actuales, como el acoso escolar, un sistema
educativo que está dispuesto esencialmente en la protección del alumno y en
detrimento de los profesores que pierden autoridad y disciplina en las aulas,
las drogas, la corrupción, el miedo y poder capitalizados por pudientes
familias en los pueblos, la privacidad o la falta de ella en las redes sociales,
la fácil vulneración de nuestra intimidad …
“El desorden que dejas” es un
buen thriller, una buena novela cuyo argumento engancha, sorprende, y nos hace
partícipes con nuestros propios miedos, con nuestras desconfianzas, en la
protección a cuanto nos hace vulnerables. Una historia vibrante. Una trama
viva. Una novela para disfrutarla.
“La literatura ayuda a comprendernos, a empatizar, y cuando no, al
menos nos acompaña en el camino”
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