Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



martes, 24 de mayo de 2016

UN PEQUEÑO MILAGRO DE BELLEZA


Entremedio de desquiciadas y permisivas aberraciones urbanísticas, surgen estos pequeños milagros de la Belleza. Un derrame de color y emoción en una esquina, en un escalón, en un patio, o en esta deslustrada pared de una calle sinuosa de Pujerra. No importa el espacio cuando se trata de recrear una grandeza que se siente, espontánea, no la que se exhibe para nada.

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