Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 23 de julio de 2016

DEJADNOS VIVIR EN PAZ



Y digo yo:

Si estos integristas o fundamentalistas o rigoristas islámicos, aceptando a regañadientes estas perífrasis por no nombrar lo que son: enfermos homicidas, no tienen miedo a la muerte y porque creen esperarles, tras su amargada vida y dobladas las rodillas y con la barbilla en el suelo, un paraíso colmado de placeres, la satisfacción para cada deseo, tan inflexibles como se empecinan con su delicado y perturbado credo, ignorantes de sus renglones torcidos, de la letra pequeña de la revelación; por qué no nos hacen a los demás un favor y se lo hacen de manera fácil y rápida a ellos mismos, perpetrando una auto inmolación colectiva o yihadista o como más les plazca designarla, en algún lugar desértico y apartado de Irak o Afganistán o Sudán o en algún sombrío lugar predilecto del oriente medio, o en su soledad íntima y domiciliaria, sean lobos o ratas. Apartarse. Y toda vez negados al otro islam (sometimiento) de la psiquiatra y la educación para curar las heridas de sus cabezas y almas. Quitarse de en medio, deshacer el velo negro que imponen sobre la luz, y con ello garantizarse su inmediato tránsito sin destrucción ni sangre diferente; y forjar allá o en el más allá o como quieran o codicien estar en esa ingenua quimera, o postrados al dios que sea erigido a su imagen y deformidad ética e intelectual, a morirse tal cual aspiren, pero dejándonos a nosotros vivir aquí en paz. Vivir en paz. Con seguridad no lo hacen ya que tienen miedo y se sirven de la muerte de inocentes para insuflarse de un valor y una turbia fe que no poseen. Su miedo tiene que seguir teniendo la respuesta en la lucha en pos de nuestra libertad. Las condolencias a los familiares de los inocentes asesinados en Múnich, asesinados por asesinos, no hay singular ni menos singularidad, que deberían aplicarse su paso sin ruido al Yanna y no luego a su gratuita barbarie.

F.J. Calvente


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