Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 24 de septiembre de 2016

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "El domador de leones" de Camilla Läckberg

En muchos casos de investigación es precisamente eso, lo indefinible, lo que al final nos lleva a atrapar al asesino. Y no tiene nada de raro. El subconsciente desempeña un papel más importante de lo que muchos creen


Pensé bastante si leer o no este último libro de Camilla Läckberg, “El domador de leones” (Maeva 2015), decepcionado por las entregas anteriores de la serie “Los crímenes de Fjällbacka”. Pensé mucho en si podía llenar con este libro unos momentos de lectura que pretendí fueran ligeros, no importunos, tras una reciente novela de Víctor del Árbol atenta, bella y cuidadosa. Y tras ésta precisaba de una lectura fácil, de relajarme o dejarme llevar por una historia policiaca sencilla, interesante y entretenida. A Camilla Läckberg solo le exijo entretenimiento, no espero de su prosa grandes alardes o artificios narrativos, no. Solo una lectura despreocupada, con intriga, que se deje llevar y me lleve por un argumento atractivo, como esos guiones de series policiacas o de películas de sobremesa solazado en el sofá. Y ahora tengo que reconocer que la escritora sueca, superando el desencanto de sus novelas anteriores, ha conseguido reconducir la situación en caída con una obra que cumple con creces las exigencias puestas en ella.

“Estamos en pleno mes de enero y en Fjällbacka hace un frío polar. Una joven medio desnuda deambula por el bosque nevado y llega a la carretera. Un coche aparece de la nada y no tiene tiempo de esquivarla. Cuando el comisario Patrik Hedström y su equipo reciben la alarma sobre el accidente, la chica ya ha sido identificada. Desapareció cuatro meses atrás y desde entonces no se ha sabido nada de ella. Su cuerpo tiene marcas de atrocidades inimaginables, y es posible que no sea la única, ni la última víctima de su agresor. Al mismo tiempo, Erica Falck investiga una vieja tragedia familiar que acabó con la muerte de un hombre. Erica sospecha que su esposa oculta algo terrible y teme que el pasado proyecte su alargada sombra sobre el presente”

“El domador de leones”, novena entrega de la serie protagonizada por Erica Falck y Patrik Hedström en la pequeña localidad sueca de Fjällbacka, y de la que uno no deja de sorprenderse por los numerosos y enfáticos crímenes perpetrados en esta. Sea como fuere, sarcasmos aparte y sin obviar al porqué de este título referido a un personaje muy secundario de la historia como para merecer esta importancia, valdría para este ejemplar cualquier reseña o mención anterior a otras entregas de la saga. Sin embargo, reitero, esta se libra del hastío y la decepción. Seguimos hilando en la vida personal de sus protagonistas, por supuesto, los mismos una vez más, y a la par de la investigación policial pertinente: la pareja formada por la escritora y detective aficionada Erica y el policía Patrik, sus tres hijos pequeños, Anna, la hermana de Erica, y su pareja, Dan, los compañeros policías de Patrik con sus propias circunstancias personales…. Actores, los que en otras ocasiones ocuparon un interés mayor del que valían, con lo que retardaban y hacían poco atrayente la narración policiaca en sí, ahora, salvo en cómo Anna y Dan reconducen su relación o el consabido “infierno” familiar de los tres hijos de la pareja protagonista, o el novio de la madre de Patrick, Läckberg los confina al lugar secundario y adecuado que les corresponde.

Por otro lado, en relación a la investigación criminal o al misterio policial capital del argumento, Läckberg sigue jugando con los manidos tópicos para incentivar la curiosidad por la intriga, surtiendo su efecto, y aunque sea ocultando información de las pesquisas de sus personajes. Sigue el mismo esquema de alternar pasado y presente a través de flashbacks hasta que todas las historias paralelas del relato convergen en un final que también sorprende. Del mismo modo, en esta novela la parte en cursiva referida al pasado se hace más breve y sencilla, sin competir con el entramado principal de los crímenes. De todas maneras, necesario reconocer en la autora la capacidad de hilvanar con maestría la trama cardinal con sus sub-tramas, mejorando sustancialmente la redacción y descripción, el papel de todos sus protagonistas para crear un interés creciente, una sospecha general en todos los personajes susceptibles de serlos, y con una resolución aceptable del caso.

Una novela que se diferencia para bien de las anteriores de la serie, y ya no solo en el aspecto narrativo, sino en la originalidad de la historia, un auténtico thriller, con su buena dosis de oscuridad y maldad desde una dimensión inusual, rayando la truculencia, y que supera antiguos crímenes llamémosles domésticos, con lo que se agradece la capacidad de Camilla Läckberg por inventarse o intentarlo, y al fin y al cabo dar un giro en una trayectoria claramente en declive. A mí me ha gustado esta novela y, con seguridad, leeré la siguiente de la serie, pues de hecho en esta queda abierto su final.


-Ni idea –dijo Martin- ¿Sabes? Yo creía que tenía cierta facultad para conocer a las personas, pero esto me está demostrando que no tengo ni idea”

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