Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 28 de enero de 2017

IMÁGENES CON LETRA: "Invierno 9"

Yo porque todo sueño…” Y soñar quiero. Un secreto: Esta original estampa, quizás por su escorada excepción al carrusel fotográfico ordinario, por su sigilo, siempre me ha acompañado, ha estado presente en contextos señalados de mi existencia. Una imagen que ha columbrado aventuras, fábulas, quimeras, y hasta misticismos de mayor o menor enjundia o trascendencia. Y a los que todos, o muchos, intenté atrapar con el garabatear de unas letras empeñadas en ser un relato más o menos preciso y afortunado, ficticio o sincero; incluso por ahí duerme, en mi testero de las vacilaciones, el manuscrito de una novela, callada entre las brumas de mi implacable y dolorosa perfección, de su achaque inveterado, del miedo. Una historia llamada “A la sombra de la Aurora”. Una imagen, una visión introspectiva a la que ahora, no podía ser de otra manera, quise y hacia allá fui para sentir cómo el inverno nevaba sobre su misterio. Este es uno de los resultados, a otros los llevo muy adentro. Y antes de hacer mía una frase de Albert Camus para situaros en la fotografía, acaso sea conveniente disculparme por esta exposición confusa, intestina, abstracta… complicada. Tampoco me va a preocupar, ni interesar, perdones o piadosas condescendencias. Aquí estoy, en el útero proverbial, el que alumbra al medido templo, el imponente lienzo de un ábside ausente. Aquí, mi gesto. Un gesto para la esperanza y una evasión hacia los íntimos e inescrutables senderos del alma particular, exclusiva e intransferible, ecuménica. Aquí, yo. Un recuerdo del pasado, una promesa del futuro. Mi eterno retorno emprendido desde este presente de nieves y ojalá vengan los bienes, antes y luego, donde tiene lugar el ciclo persistente de la muerte y el renacimiento. “En las profundidades del invierno aprendí finalmente que había en mí un verano invencible”. Dentro. Invierno 9. En un lugar de Las Murallas, al amparo de la Iglesia del Espíritu Santo. Barrio San Francisco. Ronda.


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