Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 5 de marzo de 2017

"Yo mismo"

Hoy, Carnaval en Ronda, me he disfrazado de... yo mismo. Aunque, según mi hija Inés, así, peinado y afeitado, soy otro; he dejado de ser, insisto en que según ella, un vagabundo soñador. Vale que el adjetivo sea mío, al igual que de poner sonriente, para atenuar la conmoción, oiga, qué menos. Todavía ella es muy joven para entender que a estas alturas, a mis alturas de la media edad y como diría Cortázar, "mi diagnóstico es sencillo: sé que no tengo remedio".


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