Érase una vez… tu
historia, Angela. La historia que despuntó a las 8:01 horas de una mañana de
mayo como la de hoy, radiante, azul, calurosa, con un aire madrugador esparciendo
el aroma de las mieses segadas y un romanticismo del que años después se impregnarían
con algarabía las calles. La historia o el cuento encantador, cuando se
abrieron las puertas del castillo de “Nunca Jamás” y entraste en nuestro mundo
para traer y llenarlo de gracia, fantasía, y de unas sorprendentes ansias de reinterpretarlo
con nueva pasión. Esta es la segunda historia más hermosa de nuestras vidas. Hoy
hace 9 años que llegaste como una princesa ataviada de colores y emociones,
convirtiéndote en nuestra principal necesidad para vivir, otra, en nuestro albor
para atenuar los grises de la monotonía y la dificultad, para encontrar el
significado de una existencia que solo con tu actitud nos muestras a diario,
sin escatimo, con generosidad y viveza. Aunque acostumbremos a ensombrecer tu
leyenda, tu embrujo, al molestarnos con tus insistencias, con tus “me aburro”;
o cuando nos empeñamos y desesperamos y regañemos y te agobiemos para intentar
que remedies tu natural inseguridad ante una realidad cuadriculada y matemática,
a dosificar tus salidas, el juego, la curiosidad, en esos estudios a los que
tanto te cuesta concentrarte y sacarlos para delante… no podemos estar un solo
segundo que se hace eterno sin ti. Sin pensar en tu bondad, en tu esencia, la
de estar pendiente, abstraída en ese mundo fantástico del cual vienes, en el
hecho de que con tus abrazos, tus besos, tu sonrisa, tan inesperados como
reconfortantes, nos protejas del dragón, de las brujas, de los monstruos y malos
de ficción, de los sinsabores adultos y existenciales. Y todo por tu deseo de
espolvorear con polvillo mágico nuestra casa, para en un toque de tu varita transformarme
en un gran príncipe, bellas reinas a tu madre y a tu hermana, en magos y afectuosos
a quienes te queremos, contentos por ser los niños que una vez fuimos, en hacernos
protagonistas indiscutibles de tu cuento de princesa. Sigue así, Ángela, hija, llévanos
contigo, en tu sueño coloreado con la luz de tu sonrisa, el faro de un camino
por esto que llamamos vivir. Feliz Cumpleaños.
(c) F.J. Calvente
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