Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



martes, 3 de diciembre de 2019

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "Hijo de Satanás" de Charles Bukowski.

“A Harry no le gustaban los pensamientos profundos. Los pensamientos profundos podían conducir a errores profundos”



“Charles Bukowski, la más impactante prosa de alcantarilla: la indecente energía de la furia, el malhablado lenguaje de los bares y una exuberante impertinencia constituyen su voz experta en interrumpir la algarabía de «un mundo lleno de canciones de amor espantosas». Entre borrachos y suicidas, Bukowski ha conseguido que los miserables tengan su poeta y que la ironía sea capaz de derrotar a la peor de las tragedias. ¿No podría, entonces, llevarnos hasta el infierno y traernos sanos y salvos? Sanos, sí; a salvo, no. Y es que en este viaje, pleno en humor cruel y furia etílica, Bukowski despliega sus mejores artes de narrador despiadado para ofrecer una veintena de historias sarcásticas, explosivas y absolutamente inolvidables. Nadie sale ileso: ni el boxeador al que entre round y round le recomiendan tirarse, ni el escritor que va al hipódromo buscando una «acción» que lo arruina, ni el joven aburrido que lleva una prostituta a su casa, ni el actor que trata de escapar de la tiranía de la fama... Ni mucho menos, desde luego, el lector. "Hijo de Satanás", «un triste, cómico y potente libro como jamás escribió este importante autor», según la revista View, implica un paseo electrizante por el paisaje de la decadencia. A través de ese camino, Charles Bukowski ofrece la llave para abrir las secretas puertas del infierno. El callejón está abierto, y las emociones, aseguradas.”


“Cuando la muerte venga a buscarnos, pensó Henry, nos escupirá como huesos limpios, acabados hace  tiempo, secos y duros y… ¿qué? Y nada.”


He querido comenzar esta reseña de “Hijo de Satanás” (Anagrama, 1996), de Charles Bukowski, con su sinopsis editorial, por precisa y adecuada al contenido del escrito. Dada la dificultad de circunscribir a la obra de Bukowski dentro de un estilo, género o pauta determinados, creación que a nadie deja indiferente y porque el autor es capaz, siempre, de llevar la consideración y emoción del lector a los extremos, reitero que me ha parecido y me ha satisfecho esa sucinta expresión sobre sus páginas.


“… yo odiaba aquella mosca, su sorprendente falta de miedo, su arrogancia de insecto, su zumbante ignorancia…

“Yo iba muy poco al cine porque me bastaba a mí mismo para asesinar mi tiempo, no necesitaba ayuda extra”


Aquí, el genio de Bukowski, a través de veinte relatos, breves e intensos, poblados más que protagonizados por personajes caídos, impasibles a la vida, borrachos, apostadores, prostitutas, errabundos… una nómina de excluidos, de personajes secundarios en cualquier sociedad a la que también critica, a la que arremete con la huérfana complicidad en esos seres trágicos, incómodos, abjurados…: con el boxeador, el jockey, aquellos vagabundos, jugadores de béisbol, un actor, trabajadores de fábrica comunes e incluso con un escritor. Relatos escritos con una dureza luminosa, incluso descarada, descarnada, con un lenguaje muy directo, crudo, acaso justo; de historias que sabemos no muy bien cómo empiezan, que se desarrollan en un lapso determinado y que no finalizan de una manera tajante, admisible, sino abierta, y con esa auténtica e incómoda facultad de que permanezca en el lector el desconsuelo, quizás una fiera tristeza, más cuando se plantea, como los protagonistas o sujetos, ante la posibilidad de perderlo todo. Notable el relato “Hacia arriba sin alas”, magistral artesanía de lo real con la quimera, en el que dos hombres hablan en un bar, en el que uno de ellos afirma conocer la palabra mágica con la que poder volar. El asombroso final de “Fama”, la historia de un actor que por fin alcanza la celebridad. “La venganza de los malditos” o el cuento distópico e incluso utópico, sensacional el contraste, de unos vagabundos. “Tráeme tu amor”, la narración de una mujer vidente en una inquieta frontera entre la locura y la cordura …


“El límite entre escribir y defecar es una línea muy fina”.


“- Maneja bien tus asuntos triviales y las cosas importantes encajarán solas. - ¿Incluso la muerte? – Incluso la muerte adoptará una lógica perfecta. –Eso me gusta –dijo Benji. – A mí también –dije-, incluso aunque no sea cierto”


Un libro de cuentos diferente que no deja indiferente, a nadie, de ahí que sea muy interesante, de una arquitectura instintiva literaria, anclada en fuertes emociones y sentimientos, en sentires y afinidades de los desheredados, de la gente pobre, o de los actores de la decadencia. Recomendable esta obra de Bukowski, magistral su prosa que apuñala con turbaciones, que ensombrece la intelectualidad, la forma, lo correcto.


- No sabe escribir, Nelson.
- Y no tiene educación literaria, Harold.
- Es un maleducado y un mal leído, Nelson.
- Un pichaboba. Un completo pichaboba, Le odio.
- ¿Por qué lo leen? ¿Por qué compran sus libros.

- Es por el estilo simple que tiene. Esa falta de profundidad les da confianza.

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