“A
Harry no le gustaban los pensamientos profundos. Los pensamientos profundos
podían conducir a errores profundos”
“Charles Bukowski, la
más impactante prosa de alcantarilla: la indecente energía de la furia, el
malhablado lenguaje de los bares y una exuberante impertinencia constituyen su
voz experta en interrumpir la algarabía de «un mundo lleno de canciones de amor
espantosas». Entre borrachos y suicidas, Bukowski ha conseguido que los
miserables tengan su poeta y que la ironía sea capaz de derrotar a la peor de
las tragedias. ¿No podría, entonces, llevarnos hasta el infierno y traernos
sanos y salvos? Sanos, sí; a salvo, no. Y es que en este viaje, pleno en humor
cruel y furia etílica, Bukowski despliega sus mejores artes de narrador
despiadado para ofrecer una veintena de historias sarcásticas, explosivas y
absolutamente inolvidables. Nadie sale ileso: ni el boxeador al que entre round
y round le recomiendan tirarse, ni el escritor que va al hipódromo buscando una
«acción» que lo arruina, ni el joven aburrido que lleva una prostituta a su
casa, ni el actor que trata de escapar de la tiranía de la fama... Ni mucho
menos, desde luego, el lector. "Hijo de Satanás", «un triste, cómico
y potente libro como jamás escribió este importante autor», según la revista
View, implica un paseo electrizante por el paisaje de la decadencia. A través
de ese camino, Charles Bukowski ofrece la llave para abrir las secretas puertas
del infierno. El callejón está abierto, y las emociones, aseguradas.”
“Cuando
la muerte venga a buscarnos, pensó Henry, nos escupirá como huesos limpios,
acabados hace tiempo, secos y duros y…
¿qué? Y nada.”
He querido comenzar
esta reseña de “Hijo de Satanás” (Anagrama, 1996), de Charles Bukowski, con su
sinopsis editorial, por precisa y adecuada al contenido del escrito. Dada la dificultad
de circunscribir a la obra de Bukowski dentro de un estilo, género o pauta
determinados, creación que a nadie deja indiferente y porque el autor es capaz,
siempre, de llevar la consideración y emoción del lector a los extremos, reitero
que me ha parecido y me ha satisfecho esa sucinta expresión sobre sus páginas.
“…
yo odiaba aquella mosca, su sorprendente falta de miedo, su arrogancia de
insecto, su zumbante ignorancia…
”
“Yo
iba muy poco al cine porque me bastaba a mí mismo para asesinar mi tiempo, no
necesitaba ayuda extra”
Aquí, el genio de
Bukowski, a través de veinte relatos, breves e intensos, poblados más que
protagonizados por personajes caídos, impasibles a la vida, borrachos,
apostadores, prostitutas, errabundos… una nómina de excluidos, de personajes
secundarios en cualquier sociedad a la que también critica, a la que arremete con
la huérfana complicidad en esos seres trágicos, incómodos, abjurados…: con el
boxeador, el jockey, aquellos vagabundos, jugadores de béisbol, un actor,
trabajadores de fábrica comunes e incluso con un escritor. Relatos escritos con
una dureza luminosa, incluso descarada, descarnada, con un lenguaje muy
directo, crudo, acaso justo; de historias que sabemos no muy bien cómo
empiezan, que se desarrollan en un lapso determinado y que no finalizan de una
manera tajante, admisible, sino abierta, y con esa auténtica e incómoda facultad
de que permanezca en el lector el desconsuelo, quizás una fiera tristeza, más
cuando se plantea, como los protagonistas o sujetos, ante la posibilidad de
perderlo todo. Notable el relato “Hacia arriba sin alas”, magistral artesanía
de lo real con la quimera, en el que dos hombres hablan en un bar, en el que
uno de ellos afirma conocer la palabra mágica con la que poder volar. El asombroso
final de “Fama”, la historia de un actor que por fin alcanza la celebridad. “La
venganza de los malditos” o el cuento distópico e incluso utópico, sensacional
el contraste, de unos vagabundos. “Tráeme tu amor”, la narración de una mujer
vidente en una inquieta frontera entre la locura y la cordura …
“El
límite entre escribir y defecar es una línea muy fina”.
“-
Maneja bien tus asuntos triviales y las cosas importantes encajarán solas. -
¿Incluso la muerte? – Incluso la muerte adoptará una lógica perfecta. –Eso me
gusta –dijo Benji. – A mí también –dije-, incluso aunque no sea cierto”
Un libro de cuentos diferente
que no deja indiferente, a nadie, de ahí que sea muy interesante, de una
arquitectura instintiva literaria, anclada en fuertes emociones y sentimientos,
en sentires y afinidades de los desheredados, de la gente pobre, o de los
actores de la decadencia. Recomendable esta obra de Bukowski, magistral su
prosa que apuñala con turbaciones, que ensombrece la intelectualidad, la forma,
lo correcto.
“
- No sabe escribir, Nelson.
-
Y no tiene educación literaria, Harold.
-
Es un maleducado y un mal leído, Nelson.
-
Un pichaboba. Un completo pichaboba, Le odio.
-
¿Por qué lo leen? ¿Por qué compran sus libros.
-
Es por el estilo simple que tiene. Esa falta de profundidad les da confianza.”
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