Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 21 de diciembre de 2019

«NOSTALGIA DE HUECOS INSACIABLES»

«... te acordarás de él a la hora de las nostalgias, cuando uno se deja corromper por esas ausencias que llamamos recuerdos y hay que remendar con palabras y con imágenes tanto hueco insaciable.»


En esta tarde desapacible, sigue el fuerte viento y la lluvia asimismo racheada, llegan juntos a mi sentir, a mi reflexión itinerante, como restos de un naufragio varados en la orilla de la vida, esas letras de «Relato con un fondo de agua» de Julio Cortázar, la fotografía silenciosa de uno de los pasillos superiores del que fuera mi colegio en la E.G.B., el mixto San Francisco, junto a la Alameda y abrazando a la tétrica ermita de Gracia o de La Visitación con sus derrumbes y fantasmas, y por último, esta morriña ya impregnada de un pretencioso espíritu navideño que, a veces cruel, a veces travieso, reconfortante de regatearle su caso omiso, propicia la introspección, el pinchazo de melancolía adentro, la retrospectiva, volver la mirada atrás en el menesteroso intento de llenar los vacíos de ahora, disolver las rutinas en su pavor, arrancar esperanza de unos tiempos sin mañana, de cenizas mojadas y hojas broncíneas en el suelo, el esquivo significado, o el sentido hoy de tu existencia...; con aquellos paraísos lejanos, aún no perdidos, no importa por la distancia si fueron o no más imaginados que verdaderos: las aventuras de aquel niño, la leyenda del adolescente en sus asombros y miedos superados, familia, hogar, fiestas de palpable calor en el invierno... Tantos huecos insaciables afilados, aflorados en este término del otoño, en la nueva y antigua luz del solsticio, de la Navidad, como se prefiera, con recuerdos de sabor y textura, coloridos y tiernos, recuerdos. En la conjunción de estos tres elementos, letras, foto e inquietud, en su reunión barnizados de memoria, en la nostalgia como llave o vínculo que los entienda y nos haga definitivamente ser quienes en consciencia somos, (ese de ayer con este del momento y con el que será), pues solo así «el sueño estará al fin completo».

«NOSTALGIA DE HUECOS INSACIABLES»

© F.J. Calvente.

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