Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 11 de enero de 2020

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "El crimen del conde Neville" de Amélie Nothomb.


“- No se cambia leyendo. Hay que vivir”



A estas alturas no voy a esconder mi predilección por la inteligente literatura de Amélie Nothomb. Y, por tanto, “El crimen del conde Neville” (Anagrama, 2017) no ha sido una excepción en su repercusión y en mi satisfacción por una escritora singular, perversa, osada, desenfadada, culta y divertida; no hay nada simple, superficial, anodino, en cuanto escribe, sino sorprendente, ingenioso y atractivo.

De qué va:

“El conde Neville acude a la casa de una vidente para recoger a su hija menor. La vidente se la encontró la noche anterior en pleno bosque, en posición fetal y tiritando de frío. Al parecer la adolescente, que responde al singular nombre de Sérieuse, se había fugado del castillo familiar. Pero, antes de llevar al aristocrático progenitor ante su hija, la vidente le toma la mano y le anuncia: «Pronto dará usted una gran fiesta en su casa. Durante esa recepción, usted matará a un invitado.»

En efecto, los Neville, excéntrica familia de alcurnia, van a celebrar en breve su fastuosa fiesta anual, a la que invitan a lo más selecto de la sociedad. Esa garden party es una tradición irrenunciable, pese a que los Neville pasan por serios apuros económicos y el conde incluso ha tenido que plantearse vender el castillo y el bosque que lo rodea. Con toda probabilidad ésta será la última gran fiesta que organicen allí. ¿Acabará, tal como anuncia la predicción de la vidente, con un asesinato?”

“… crecer la fatigaba”

Aquí, con “El crimen del conde Neville”, Amélie Nothomb, como si se tratase de un juego narrativo fresco y desenvuelto, construye una novela breve de o en un guiño al genial Oscar Wilde en su relato “El crimen de Lord Arthur Saville”. Existe, pues, un encuentro en el argumento de ambas historias, o un reconocimiento de esta a la de aquel:  En una y en otra, a ambos personajes, Saville y Neville, le pronostican, un vidente, un quiromante, que van a cometer un asesinato; en ambos, además, el desarrollo de una atroz obsesión por la funesta predicción; y con estos elementos, se monta una narrativa de sagaz crítica, una denuncia de la moralidad, o mejor de la inmoralidad clasista, aristocrática, la de una parte de la sociedad, en este caso belga, frívola e indecorosa; malvada en el caso de Nothomb al incluir en la trama a la adolescente Sérieuse, hija del conde Neville, en el extenso diálogo, casi teatral, entre uno y otra, enmarcado en unas situaciones intensas, incómodas, expectantes, incrementadas por palabras, reflexiones, por emociones que atraviesan al lector, y permanecen, entre divertidas y mordaces, entre dolorosas y trascendentes, inquietantes… hasta alcanzar un final… mejor aquí lo dejo, en un suspense de si el conde Neville lleva a cabo el crimen predicho, tras su melodrama perturbador.

“- La premeditación no se puede ocultar. Nunca se mata igual cuando premeditas. Nunca resulta más fácil de probar que la premeditación”

Una novela breve, una fábula quizás, un cuento siempre, poco más de cien páginas, sencilla pero intensa, compleja, sabia, magnífica en el vínculo entre el realismo y lo fantástico, entre el humor y el sufrimiento, que rezuma emociones, agudas sensaciones, por su ingenio, por su sátira, por sus giros desenfrenados e inteligentes, con todo el rigor de unos diálogos colosales que la hacen muy amena, de lectura trepidante y corta, pues se espera más… Amélie Nothomb y su magia con las letras.

“… el insomnio consistía en un prolongado encarcelamiento con tu peor enemigo, que no es sino la parte maldita de ti mismo. No todo el mundo la tiene: así que no todo el mundo sabía lo que era el insomnio”

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