Aunque llevo bastante
tiempo sin comentar los “libros que voy leyendo”, no he podido
sustraerme a la mención y necesaria recomendación de “Los chicos de la
Nickel” (Literatura Random House, 2020) de Colson Whitehead. La
estremecedora historia, basada en hechos reales, de dos amigos que luchan por
su supervivencia en un reformatorio en Florida, con un desgarrador escenario de
segregación y racismo norteamericano. No importa que el autor haya ganado el Premio
Pulitzer en esta edición de 2020, después de haberlo hecho en 2017
con su también memorable “El ferrocarril subterráneo”, ni a considerarse, según
la revista Time, como una de las 10 mejores novelas de la década, ni por ser premiada
con The Kirkus Prize, ni nominada al National Book Award y finalista del
National Book Critics Circle Award, ni para Time en el mejor libro de 2019, ni a
posicionarse entre las principales obras para Publishers Weekly o Amazon o Apple
o los libreros de Barnes &Nobles… No, no me han afectado estas referencias
para encontrarme ahora, una semana después de leer esta magnífica novela, todavía
impresionado y casi exhortando a su lectura. Una semana después y todavía tengo
ese hormigueo, esa morriña interior provocada por una lectura que me ha dejado
una huella profunda, por la satisfacción de haber compartido algo admirable, conmovedor
y enriquecedor. Y todo no solo por el poderoso talento narrativo de Colson
Whitehead, de una fuerza ética y estética magistral, sino por una historia
adictiva, obsesiva, brutal, terrorífica y muy dura, inolvidable. Una novela extremadamente
necesaria.
“Desde pequeño,
Elwood Curtis ha escuchado con devoción, en el viejo tocadiscos de su abuela,
los discursos de Martin Luther King. Sus ideas, al igual que las de James
Baldwin, han hecho de este adolescente negro un estudiante prometedor que sueña
con un futuro digno. Pero de poco sirve esto en la Academia Nickel para chicos:
un reformatorio que se vanagloria de convertir a sus internos en hombres hechos
y derechos pero que oculta una realidad inhumana respaldada por muchos y
obviada por todos. Elwood intenta sobrevivir a este lugar junto a Turner, su
mejor amigo en la Nickel. El idealismo de uno y la astucia del otro les llevará
a tomar una decisión que tendrá consecuencias irreparables.”
“No soy negro, soy
hombre.”
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