Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



sábado, 5 de diciembre de 2020

"EN UN ALUD ETÉREO"



Sobrecogido con el abismo vaporoso de ásperos pliegues, de convulsas y caprichosas formas que bullían en una metamorfosis siniestra, alto, de un enorme peso de agua que en un alud etéreo de cenizas y escarchas metálicas, en una reunión de todos los grises de los extremos, en un colapso de los cruces nubosos, se desplomaba sobre Pujerra y a poco engulliría al Valle del Genal con un secreto de irrealidad, de olvidos y silencios afilados. En su cercanía, al otro lado de la herida en la tierra de piedras primigenias, de un verdor opaco y el testimonio ocre de un bosque de castaños desnudos y ateridos de nostalgia, a un paso de Cartajima y su sigilo mítico, sentía, en la media penumbra, el preámbulo de una brizna de lluvia que tendría que inundarme el alma. Esto fue ayer. Algo, solo un arañeo de vida, se perdió y hoy ya no encuentro.


"EN UN ALUD ETÉREO"

F.J. Calvente ©


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