Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 31 de enero de 2021

LIBROS QUE VOY LEYENDO: "Cien noches" de Luisgé Martín.

 



“Aquel día sentí esa felicidad que a partir de los treinta años se deja de sentir para siempre, sea cual sea la biografía de cada uno: la felicidad de creer que la vida está empezando.”

 

 


Cien noches” de Luisgé Martín, (38º Premio Herralde de Novela 2020) (Anagrama, 2020) es una magnífica novela que releeré seguro; y ahí, como prueba, permanecen una buena cantidad de frases subrayadas y comentarios entre sus páginas, y ya con esto lo digo todo. El arranque es desconcertante, pues no se sabe si estamos leyendo un ensayo, un estudio científico, o una novela diferente; pero con todo, se lee con entusiasmo, engancha bastante, vigorosa, con ese reclamo argumental en torno a que alrededor de la mitad de los seres humanos confiesa haber sido infiel con su pareja, y con la interrogación, con la duda, de si la otra mitad miente o dice la verdad. Así, para demostrarlo, se inicia una vasta investigación, por medio de detectives y espionaje tecnológico, para dilucidar este último extremo. ¿Con qué intención? ¿Quiénes somos cuando nadie nos mira? ¿Qué conocemos realmente de las personas que tenemos a nuestro lado y qué les dejamos que sepan sobre nosotros? ¿Miedo? ¿Promiscuidad? ¿Lealtad?

 

 

“… el amor erótico entre dos personas dura como máximo cien coitos. Cien encuentros. Cien noches.”

 

 

Una novela de impecable narrativa, de una sorprendente mezcla en torno a una investigación antropológica, la especulación y cuitas sentimentales de Irene, su protagonista principal, y una intriga criminal; en un soberbio, novedoso y rico ejercicio literario que ensalza, o pone el énfasis, en la lealtad, pues de hecho la promiscuidad se plantea en algo natural y axiomático, como el condicionante más puro del amor verdadero. Asimismo, en un interesante y generoso elemento que concibe más enjundiosa la narración, de una “promiscuidad literaria en una novela promiscua”, señala su autor, cuenta con el cameo, con la colaboración en determinadas historias de adulterio salpicadas en su trama, de los escritores Edurne Portela, Manuel Vilas, Lara Moreno, José Ovejero y, excepcional para mí, Sergio del Molino.

 

 

“La nostalgia debe ser un acto solitario: la nostalgia de los otros siempre nos destruye.”

 

 

Sinopsis:

 

“Una fábula moral con trazas detectivescas y científicas que indaga en el amor y la infidelidad. Una novela erótica y negra que explora las formas que adoptan las mentiras.

 

Alrededor de la mitad de los seres humanos confiesa ser infiel sexualmente a su pareja. ¿Pero la otra mitad dice la verdad o miente? Solo hay una forma de comprobarlo: investigar su vida a través de detectives o de medios de espionaje electrónico. Este es el experimento antropológico que plantea esta novela: investigar sin su consentimiento a seis mil personas para elaborar por fin una estadística fiable de los comportamientos sexuales de nuestras sociedades.

 

Irene, su protagonista, busca en la sexualidad los secretos del alma humana. De joven, viaja de Madrid a Chicago para realizar sus estudios universitarios en Psicología, y allí, lejos de su familia, empieza a analizar casi científicamente a los hombres con los que se cruza y con los que se acuesta. Su mirada fría de investigadora cambia cuando se enamora del argentino Claudio, que arrastra consigo un doloroso secreto y cuya familia tiene un pasado oscuro vinculado con la historia de su país.

 

Cien noches es a la vez una novela de reflexión sentimental, de indagación erótica y de persecución policial de un asesino que no ha dejado ningún rastro de su crimen.

 

En Cien noches se exploran las distintas formas de amor –algunas radicales y extremas– y los diversos comportamientos sexuales –algunos igualmente radicales y extremos–; se levanta acta de la lealtad, la infidelidad, los deseos inconfesables, los tabús, las medias verdades y los engaños que envuelven nuestras relaciones. Se habla de máscaras y de mentiras. Y a modo de juego se incorporan una serie de expedientes de adulterios que el autor pidió a los escritores Edurne Portela, Manuel Vilas, Sergio del Molino, Lara Moreno y José Ovejero, en un estimulante ejercicio de promiscuidad literaria.”

 

 

“-Es muy difícil elegir una sola mujer para amarla.”

 

 

Indispensable esta espléndida novela sobre infidelidades y adulterios… y, de acuerdo con la síntesis de su autor: “Cien noches, por tanto, es una novela viajera, promiscua y compartida. Las tres mejores cosas que se puede tener”.

 

 

“Vivimos creyendo que hemos olvidado o vencido nuestros fantasmas y lo único que hemos conseguido ha sido esconderlos en alguna zona oscura.”

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