Cuando saltan las legañas.
— Oye, Peregrino de la Nada... ¿Tú no pertenecerás a esa especie de hombres que están siempre al margen de aquello a lo que pertenecen?
— ¡Qué más da! Si los otros del margen jamás abrirán los ojos a este crepúsculo, jamás suicidarán el precio del tiempo, desnudos para sentir un instante de eternidad...
— ¿Entonces?
— Déjalo estar, déjame estar, ahora. No me inquietes poeta, Fernando Pessoa. Porque ni los otros a los que ya no pertenezco, podrán poner márgenes a este atardecer en El Fuerte de Ronda. Déjame aquí, déjame morir un poco, quemarme en esta llamarada del horizonte, hasta que pronto huya en la noche helada, e intente recomponerme mañana, entre los límites de la realidad.
De "El aliento de la oscuridad" (III)
© F.J. Calvente
No hay comentarios:
Publicar un comentario