LIBROS QUE VOY LEYENDO: "Quién no" de Claudia Piñeiro.

 

“-Son gente rara, ¿no te parece?

-Qué sé yo- le contesta él-.

¿Quién no es un poco raro?”

 

 

No voy a negar mi debilidad, mi admiración por la escritora argentina Claudia Piñeiro. Y ahora, con esta selección de cuentos o relatos breves, “Quién no” (Alfaguara, 2019), tampoco decepciona por su novedad y reafirma su impecable dote narrativa. Con un estilo sobrio, directo, de sucinto aire periodístico, negro, que vuelca el interés en el argumento más que en la forma, Claudia Piñeiro ofrece dieciséis narraciones que se leen muy rápido y con propensión, como si con ello, e importante, el lector disponga de más tiempo para la reflexión sobre lo leído. Una antología de escenas cotidianas, de diversa motivación o especulación, con la que, con terror unas veces y entrega otras, nos asemejamos, nos requieren, e incluso juzgamos posible actuar de aquel modo en que lo hacen los protagonistas. Una lectura maravillosa. Un libro necesario.

 

 

Sinopsis:

 

 

“¿Qué serías capaz de hacer ante una situación límite?

 

Un libro de relatos valientes y sin concesiones que abordan situaciones en las que todos podemos sentirnos reconocidos. Por la autora de Las viudas de los jueves.

 

Los relatos de Quién no presentan breves escenas cotidianas con las que todos podemos sentirnos identificados. Algunas son rarezas que pasan inadvertidas, pequeñas obsesiones que hacen su juego en medio de la rutina de los días; otras pueden llevar al crimen, pero siempre anidan en lo más secreto de las personas.

 

Un hombre egoísta realiza un acto generoso, un muerto puede hablar a través de sus pertenencias, un solitario vive su noche de amor de la manera más absurda, una pareja crea su propio infierno, un escritor famoso se oculta en su prestigio, y así, como ellos, todos los protagonistas de estas historias se ven enfrentados a fantasmas más o menos reales.

 

En estos cuentos certeros, cercanos y valientes corre la sangre, a veces a borbotones, y otras como un hilo rojo sobre cualquier tejido, para recordarnos que nadie está a salvo de la violencia y que detrás de nuestras máscaras de gente normal, todos somos «un poco raros».”