Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 6 de junio de 2021

"MISTERIO EN EL CAMINO II"

 


Tras esa mancha oscura de árboles, de pinos, en la esquina inferior izquierda de la fotografía, se abre una capilla, al socaire de uno de los caídos torreones de la primera barrera del triple recinto defensivo o amurallado de la ciudad de Ronda o de aquella Izna-Rand Onda musulmana. Una ermita a la que se llega por una austera escalera de piedra desde el carril empedrado que comunica el barrio de Padre Jesús con la travesía sur de la ciudad, erigida por medio de las colectas y donaciones particulares y administrada, desconozco hoy en día, por la asociación o colectivo de fieles “Hermana Pilar de Jesús”, o mejor por su maestro de ceremonia al caso y al que después señalaré. Religiosa “Hermanita Pilar” que, junto a la virgen, aparecen como burdos iconos de escayola tras una hornacina acristalada en el frontis de la capilla asentada sobre una cavidad en el suelo. Un agujero seco y hediondo de lo que fue un breve y supuesto y por eso de “milagroso” surtidor de agua lustral y bendita (reservaré que posiblemente un rezumo de agua residual). Terreno protegido por el baluarte inclinado y por el semicírculo de un bajo muro con cercado de herrería y a modo de asiento curvo, ensombrecido por la arboleda, y donde se reunían los devotos en grupo en su empeño ritualístico y petitorio o en solaz y piadosa soledad con sus cuitas propias; más tarde, más reducidos y exclusivos, se congregaban en una edificación adyacente y esta gracias a los favores dispensados por la fuerza o manifestación “seráfica” o paranormal, en cualquier caso desconocida, que allí asomó a un agradecido y temeroso propietario; y entonces favorecida e intermediada bajo la férula o guía primero de la supuesta clarividente o médium Torcuata y luego…, por uno de sus hijos aprovechando no ya la memoria de la sangre, la herencia insólita, o sea por la devoción acólita y más por lo del rédito material o crematístico, por cuanto todavía deparaba en las almas necesitadas de auxilio, de consuelo, de atención y con dadivosas ganas de contribuir a la causa o por aquel bíblico: “Traigan a mi templo sus diezmos, y échenlos en el cofre de las ofrendas; así no les faltará alimento. ¡Pónganme a prueba con esto! Verán que abriré las ventanas del cielo, y les enviaré abundantes lluvias.” (Malaquías 3:9).

 

Porque, con independencia del uso o maniobra o coartada de los que en este lugar edificaron esta ermita y una empresa fervorosa de inequívoca función, no hay dudas en que algo extraordinario sucedió a finales de los años ochenta del siglo pasado y comienzos de la década de los noventa. Extrañas apariciones en las que algunos creyeron ver a la virgen María en su advocación de Inmaculada, (véase el mosaico de la Virgen Inmaculada, o Virgen de la Medalla Milagrosa, en la fachada del bar “ Casa Clemente”, aledaño al lugar de los sucesos enigmáticos y donde pueden preguntar, y por si quieren contarlo, el porqué de aquel sobrenatural recordatorio), si bien la definición mariana o del ente a resultas fue un proceso con sus altos y bajos, ensayos y rectificaciones; curaciones prodigiosas, las hubo, para las que la ciencia no tiene explicación salvo en la casualidad o ese disfraz del milagro, y otras con una carga ridícula, absurda, inútil, y que entonces movieron a una tierna pena de sus protagonistas o marionetas … Acaso demostraciones, o mejor exhibiciones, de un fenómeno subjetivo, vale, fabulado, quizás, de histeria y autosugestión colectiva, también, de delirios y percepciones obscuras, sí,… pero de una evidencia sugestiva y sorprendente.

 

En estos momentos del domingo, durante mi paseo matinal, bajo un sol de justicia, al pasar por el denostado escenario, he pensado en las vicisitudes de aquellos días y de mi investigación al respecto del hecho. Una información, mastiqué, que merecería su publicación, compartir, en un estudio detallado, con sus pormenores, testimonios y apreciaciones, y de lo que quizás efectúe si no hay nada, propio y ajeno, que me lo impida. Ya veremos. En cualquier caso, y sirva de prolegómeno o de pauta a través de lo que se fundamentaría el ensayo, tomando por base las palabras del maestro Juan G. Atienza: “...en este asunto de las apariciones, se provoca una fortísima corriente de energía colectiva –enfermos, penitentes, disciplinantes y corifeos– en un centro presuntamente divinizado que parece apto, a juzgar por su secular implantación mágica, para canalizar esa energía hacia un destino que no podemos en modo alguno adivinar, pero que, sin duda alguna, resulta útil para alguien o para algo”, para así expresar mi consideración del suceso, de esta local y dudosa aparición mariana: como una puesta de escena fallida, y en ciertas situaciones divertida, por una entidad, fuerza o energía superior que, tras unos preliminares espectaculares, insisto en que así acontecieron y para los que no hay explicación ni propósito lógicos, falló el artificio como unos cohetes con la pólvora mojada. Ya lo verán o leerán, si me decido …

 

 

"Misterio en el camino II"

                                                                                                                                 © F.J. Calvente.

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