Y digo yo:
No es que Macarena
Olona sea imbécil como muchos de sus correligionarios, no, porque lista es, lo
del ala más o menos tocada lo dejaremos para otra ocasión, y no es una de las
alas del pollo emplumado o aguilucho tardo franquista al que se aferra con
aquellas garras y gesto avinagrado, y provocadora lo es un buen rato, o por
tiempo completo. De hecho, y de ahí a no exculpar necedades y miserias, sus
recientes declaraciones sobre Federico García Lorca, quien de haber sobrevivido
al asesinato por los fascistas en los que los suyos tienden ese ramalazo de
nostalgia imperial y su argumentario más impostado, o de haber llegado a vivir
en estos días incluso infames con la lírica, hubiera votado a Vox, es una
provocación, una más, que ya sobrepasa, cuando ya lo ha sobrepasado en tantas otras
ocasiones, la mesura, la inteligencia y el respeto. Una hostilidad. Otra náusea
de odio. Otra ofensa para enardecer la confrontación, los dos bandos, un rencor
de antiguo. "Su memoria es apolítica. No la ensuciéis", ahí le
ha faltado la coherencia, un resabio del encefalograma plano, lo habitual en su
cortijada. Aun reconociendo a Olona de saberlo, sí, y lo sabes, no está de más
un apunte histórico y cultural para la indocumentada leva ultraderechista, una
consideración o sentimiento de García Lorca, en su última entrevista, publicada
en el periódico Sol un 10 de junio de 1936 y realizada por Lluís Bagaria i Bou,
antes de ser asesinado por poeta, rojo y maricón, donde postula la exactitud de
la provocación ahora de la… señora Olona. Juzguen ustedes, o al menos inténtenlo.
“EL VATE DE LA OLONA”
F.J. Calvente.
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