Tempranas legaňas, las que como un vaporoso velo se tienden en la mirada de un camino perfectamente reconocible, delimitado, definido, entre hiladas blancas del mármol de los deseos. De esta manera suelen presentarse los miedos, las dudas, la confusión, la parada, por muy diáfanas y seguras que se tengan las cosas, por muy ciertos que se tengan los pasos por un trayecto vital, frágiles e incisivos, atormentados y livianos. La decisión, el empeño que solo es capaz de deshilachar primero, descubriendo la inseguridad fútil de las esperas, y diluir el humo níveo, la humedad consistente de la mañana; los párpados que con un batir enérgico de las pestañas, los otros velos, descerrajan las confianzas de la murmuración, la engañosa visión de una realidad decolorada de vacilación por cuanto hay que hacer para hacer posible la imposibilidad de los sueños. Quizás todo sea una metáfora inspirada por esta niebla sutil que difumina la Alameda del Barrio San Francisco de Ronda, en este momento madrugador de un otoño que suspira con serlo.
F.J.CALVENTE
No hay comentarios:
Publicar un comentario