No más silencios, no más golpes, no más miedos. Ni una más, ni una menos. Los únicos gritos que sean de libertad. Los únicos llantos de felicidad. No más violencia de género.
Hoy el dolor también está en Egipto. Hoy la desolación sigue sin tener sentido. Hoy la esperanza también nos estremece a todos, y nos crece en exclamar el más enorme ¡Basta ya!.
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