“Dean
exprimía el presente para que nunca muriera”
Con “La fuerza de un
destino” (Planeta, 2018), la novela de Martí Gironell galardonada con el Premio
Ramón Llull 2018, encontré todo cuanto eché en falta en una novela anterior, “Mi
pecado” de Javier Moro, reseñada en (http://fjcalv.blogspot.com/2018/06/libros-que-voy-leyendo-mi-pecado-de.html),
un decepcionante e insulso collage sobre la actriz Conchita Montenegro que
triunfó en Hollywood y al igual, de ahí la referencia y comparación, aunque en
el mundo de la restauración, de otro español, Ceferino Carrión; pero aquí en
una semblanza dinámica, atractiva e interesante, muy bien desarrollada
narrativamente, con una visualidad cinematográfica oportuna y agradable. Este
es un relato, asimismo, de lo que podría ser ya no solo la realidad del sueño
americano, sino un mensaje para los sueños de todos, los que solo se concretan creyendo
en ellos, con disposición y trabajo, con fuerza para cambiar el destino o concebirlos,
precisamente, en una historia de película.
Sinopsis editorial:
“Con veintiún años,
Ceferino Carrión huye de la gris y asfixiante España franquista en busca de
aires nuevos, por lo que embarca en un buque desde Le Havre con destino a los
Estados Unidos. En Nueva York cambiará de identidad y se convertirá en
ciudadano estadounidense como Jean Leon. Su peripecia vital lo lleva hasta
California, donde su espíritu emprendedor y una serie de golpes de suerte lo
sitúan a un paso de la gloria, junto a las estrellas de cine a las que admira y
de las que se convertirá en amigo y confidente.
Con James Dean planea
abrir La Scala, un restaurante que, a pesar de la muerte prematura del actor,
se convertirá en un referente en el Hollywood de los años cincuenta y sesenta y
que contó con clientes habituales como Paul Newman, Warren Beatty, Marilyn
Monroe, Elizabeth Taylor o los Kennedy.
Con una vida de
película, Jean Leon demostró que, con sacrificio y esfuerzo, los sueños,
incluso el de elaborar su propio vino, están al alcance de la mano.”
Porque fue un sueño, o
un sueño americano quizás, el del cántabro Ceferino Carrión quien, con poco más
de veinte años, al igual que miles de europeos a finales del siglo XIX y
comienzos del XX, se lanzaron tras la consumación de sus objetivos hacia la seductora
Norteamérica. El protagonista, de una España franquista en blanco y negro y sin
perspectivas, maniatada, retrógrada, huye a una Francia más proclive, y de ahí,
como polizón en un carguero, con frío y hambre, era la octava vez que lo
intentaba, alcanza Estados Unidos donde pronto comienza a forjar su destino, a
perseguir su ideal: primero como taxista y cuando en uno de sus servicios, Frank
Sinatra y Ava Gadner olvidan algo en el vehículo que Ceferino les devuelve más
tarde, en gratitud se le ofrece y acepta un puesto de camarero en el
prestigioso local de Sinatra, Villa Capri, donde conoce y mereció la amistad de
Natalie Wood, Robert Wagner o un Paul Newman de quien dijo que de no ser por él
jamás hubiera llegado al actor que fue. Extraordinarios golpes de suerte (y es
que la suerte la consigue quien la busca y arriesga) para el conocido Jean
Leon, nombre adoptado para burlar su búsqueda como desertor en España, labrándose
un futuro prestigioso en la restauración y codeándose con glorias del celuloide
norteamericano, como el malogrado James Dean (actor que aparece en la portada
de la novela) con quien inició el proyecto del restaurante La Scala en Beverly
Hills, y por el que pasó lo más granado de las figuras del momento: Marylin
Monroe, Gary Cooper, Lauren Bacall, Clark Gable, Elizabeth Taylor, J. F.Kennedy…
Con todos Jean Leon tenía un trato personal correcto, íntimo, receptivo, el
perfecto confidente, y una carta gastronómica insuperable, como el famoso plato
“mostaccioli Natalie”, en honor a Natalie Wood. Tras un viaje a Vilafranca del
Penedès, decidió elaborar su propio vino, el Cabernet Sauvignon Jean Leon, el que tiempo después se convirtió en uno de los
caldos más considerados del mundo, el mismo vino elegido para la cena de
investidura como presidente de los EEUU de Ronald Reagan, también amigo, en la
Casa Blanca.
“Y
cuando los dos descubrieron que habían elegido Hollywood para empezar una nueva
vida, se sintieron más cercanos, más aliviados y, de alguna manera, menos solos
en aquella ciudad tan abrumadora”
La labor de
documentación de Martí Gironell sobre Ceferino Carrión-Jean Leon ha sido
impecable, si bien en la novela chirríe un poco el enorme salto entre el antes
y su devenir en los Estados Unidos. Por otro lado, resulta meritoria la
descripción, viva y fascinante, de la época, de los contrastes de la sociedad
americana, con un hábil manejo de los incentivos que aportan las anécdotas, en el
ambiente gastronómico, vinícola, o el sentimental destacado con la muerte de
James Dean que tanto conmovió y deprimió al protagonista, o la última cena de
Marylin Monroe.
“La fuerza de un
destino” es una novela histórica, o de época, sugerente, entretenida, que narra
la historia de un hombre que consiguió cumplir su sueño; y con quien, con su
ejemplo, hacernos entender que siempre es posible perseguir y consumar los
deseos. Un libro recomendable.
“-¡Todos
hacemos política! Aunque no nos damos cuenta –sentenció-. Hacemos política
constantemente en nuestra vida y con nuestras decisiones, porque toda la
política que no hagamos nosotros será hecha contra nosotros”
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