Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



domingo, 17 de febrero de 2019

"No nada nada"

"¿Usted no nada nada?", leí la aliteración esta mañana,  paseando por calle La Bola (Espinel), escrita con tiza en una pequeña pizarra colgada en la puerta de entrada del comercio "El Pensamiento". Entonces quedé atónito, inquieto, persiguiendo la entretela de una intuición, de un augurio que no pude coger como agua entre los dedos de un surtidor de la Alameda. Solo después, durante una reunión, de marcar la quiniela de un "ahora", pensé en la frase anterior, en ese juego de palabras polisémicas, y me respondí, sonriente, aliviado: "Ya, nada. No traje traje".


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