Nada. Ni nadie. Ni estas letras propias y menos las ajenas. Yo. O todos mis yo haciéndose un hueco ahora, por tocas, para mañana. Aquí, allí, en un tiempo y en todos, de conciencia y ficción, rutinario y de imaginación. Oigo un reloj con su cadalso de minutos. No es un rumor entre las flores, ni una nota del viento. Un ángel pasa por la calle con su silencio de colores. Pulso el botón de disparo de la cámara. Rojo y redondo. A todo y nada. Mi soledad sabe quien soy yo (quién aquel) cuando me miro a ese espejo, o quisiera que en la viñeta de un cómic de héroes... sólo por un día.
"ESE"
© F.J. Calvente.
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