Era "La Joven de la perla" escrita por Tracy Chevalier, la que pintó Vermeer, la que en sus amortiguados pasos por calle Benarrabá, («Güelilla» siempre para la tradición), confusa repetía cómo «había andado toda mi vida por aquella calle, pero nunca había sido tan consciente de que dejaba mi casa atrás». Más en ése tramo de un camino de huidas y escondites, de puertas falsas y emboscadas de futilidad, más cuando se encendían sus luces y la oscuridad sonreía cruel, con una soledad que no conducía a ninguna parte, o al misterio de la nada.
«Calle de atrás»
© F. J. Calvente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario