Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



miércoles, 25 de septiembre de 2019

«FUENTE DE VIDA»


A esta escena de Ángela, bebiendo de la fuente un agua de crepúsculos y fluidos arabescos, se ajusta el siguiente refrán como castizo pie de foto: «La fuente castellana triste suspira, cuando pasa algún tiempo sin ver las niñas». Sin embargo, o además, más idóneo considero este proverbio chino: «Cuando bebas agua, recuerda la fuente». ¿Qué tenemos que recordar al beber de esta fuente de la Alameda del Tajo? La fantasía, la infancia, la belleza, el encuentro, atardeceres rojos,  soledad recogida, silencio, sonrisas y también lágrimas, juego, miradas, nostalgia, embeleso, y siempre Vida; esto y a cuanto sorprendemos, con sinceridad, en el espejo de los días y de los sueños. Y por supuesto a Ángela, que calma su sed en el descubrimiento de un mundo todavía mágico.

«FUENTE DE VIDA»
© F.J. Calvente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario