Aquí estoy...

Como si fuese un discípulo de Borges, amo con derroche los atardeceres, los arrabales, algunos espejos de azogue interior, lo mítico y la desdicha. Me gustaría disfrutar ahora de la sencillez de la Belleza. Pero con sosiego. Aunque mis ojos, en un remedo de Terenci Moix, ya no puedan ver ese puro destello que me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor, acaso de lo mío que encuentro en mi Barrio, de la gloria mítica, no voy a afligirme, ni con la infelicidad, porque la belleza siempre perdura en el recuerdo.



viernes, 24 de enero de 2025

"FESTIVIDAD DE LA PAZ Y RONDA"

 


En verdad necesitas creerlo. Otro año, de nuevo. Casi la misma foto, casi la misma inquietud o emoción, casi el mismo relato o invención. Con la misma curiosidad, conmoción y porqué no misterio. ¡Qué más da! Una luz refulge en la noche, única, sola, sólida, en el interior del convento; la ves en las afueras y como ayer sentiste la sientes adentro, adentro... Un claror ilumina esta tiniebla de enero, íntegra llama tras las oscuras celosías de madera, de nubosos cristales y llorosos fierros de la ventana, de la ventana que da a la calle, a la calle Jerez desde La Merced y de una clausura que se deshace con el aliento de la helada o de una promesa apenas esbozada, mas sincera, resaltada por una cal de calendarios infinitos y por el sollozo de unos ladrillos como piedra de los inicios: "... y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará." Un faro en la oscuridad, quizás, una guía en la que anhelas confiar, o un madero donde aferrarte en la deriva por el desierto océano de los días. Víspera. Víspera de la festividad, de Ronda y de María. Una Aurora de Paz o solo una luz en la que necesitas creer, donde crear tu fe, vestir tu trascendencia, espiritualidad o abstracta y pulsante consciencia; acaso, solo y suficiente, para dar sentido a un vacío de la existencia.



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